
José Ureña/Teléfono rojo
El INE deberá tomar cartas en el asunto ante el nivel de violencia en el actual proceso electoral intermedio, que deja una mala experiencia por el nivel de confrontación ante el excesivo número de cargos a elegir en un proceso histórico, pero también de consecuencias inesperadas.
El retorno de los cacicazgos de los grupos de poder en algunas regiones del país, la intermediación de quienes no han dado pauta a un proceso electoral sin los conflictos y los radicalismos innecesarios, entre unos y otros se ha dejado una estela de dolor y de amargura entre los ciudadanos, que han observado muchos conflictos, y víctimas de una democracia decadente como modelo ya milenario.
Las intromisiones desde los órganos de poder que dejan suspicacias y la gente sólo en silencio se ha mostrado estoica a “dejar hacer, dejar pasar”, para que el día de la elección se produzca probablemente un voto de castigo letal para los malos gobernantes y aquí entran de todos los partidos políticos y alianzas.
Los grupos empresariales y las organizaciones de la sociedad civil se han visto rebasadas por la polarización, incluso hasta se han dejado ver algunos reagrupamientos de quienes andan inquietos y no se muestran tolerantes con lo que simplemente no les gusta del partido en el poder en el gobierno federal, como si se tratara de aquel tiempo con EPN que ante el hartazgo se dio un voto de castigo en masa, y dio pauta al ascenso de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia del país, con histórica votación de más de treinta millones de sufragios.
A pesar, de que en el actual proceso electoral se registra un alto nivel de desconfianza, con la llegada a su fin de las campañas políticas se comienza a retomar una tensa calma, para que el domingo se proceda al día esperado de la famosa elección del milenio, que atrapa más la atención porque se debate más sobre una supuesta decisión adelantada a lo que será el 2024, como si se tratara de un experimento, que arrojará algún indicio.
Lo real, es que los resultados que se avecinan serán de un voto diferenciado, en donde los ciudadanos ejercerán su deber cívico con convicción de servir a alguna de las causas que se debaten el poder de la Cámara de Diputados Federal y en donde los expertos en las encuestas adelantan, que Morena y sus aliados, podrá contar con una mayoría simple para la próxima legislatura.
Esto da cierta tranquilidad a quienes andan inquietos y se han dejado llevar por los falsos rumores de la reelección del presidente AMLO, quien sabe que terminando su mandato se retira de la política y se va a su rancho en Palenque, Chiapas.
Con toda esta polarización existencial de la política, y que no escapa al nivel que se registró en el proceso electoral de EU, en donde el demócrata Joe Biden, se hizo de una victoria contundente y sin problemas, ahora ese reflejo de espejo se deja sentir en México, y es que a pesar de todo la democracia ancestral sigue operando, más bien dicho funcionando para la elección de los cargos públicos, aunque a juicio del consultor Antonio Sola, la democracia debe de adaptarse a la nueva era Post-Covid-19, y a los retos de los avances tecnológicos que pueden ayudar a dinamizarla y a transparentarla.
Por lo pronto, con la llegada al final de las campañas políticas, se entra en un periodo de silencio obligado, para esperar a que llegue el domingo, y se registre una elección en donde todo está listo con los ciudadanos como funcionarios de casillos y los organismos electorales también operando al ciento por ciento, y sin problema. Así las cosas.