
Raúl López Gómez/Cosmovisión
Los malos presagios
Los duros embates de los personajes de la desgastada clase política de este país, sumidos en los casos de corrupción, siguen empecinados en atacar al presidente Andrés Manuel López Obrador, con los mensajes que suben de tono y llegan hasta la ofensa en muchos casos.
Ahora toca el turno a Diego Fernández de Ceballos, el famoso “Jefe Diego”, investido de una falsa alcurnia de honestidad y de transparencia, al quien, en sus tiempos de diputado federal, poco faltó para que lo lincharan, cuando hasta le hicieron harapos de su lujoso traje de línea europea.
Abogado connotado, intrépido allegado a los poderosos del pasado, ahora con su desarreglada barba blanca con la que busca emular a sus ancestros, sale a la palestra para hablar de “honestidad” y de exigencias al presidente AMLO, cuando en aquel tiempo le vendió el alma al diablo por los terrenos en la conocida zona de Punta Diamante en Acapulco que lo convirtió en brutalmente millonario, además de experto jurídico en el tráfico de influencias para ganar casos en aquellos tiempos del poder.
El precio al que se cotizó, fue precisamente cuando en el Congreso, pidió con euforia desmedida, la quema de los paquetes electorales con lo que se cerraba aquel otro de los varios episodios de la incipiente democracia a la mexicana para validar como el Tlatoani a Carlos Salinas de Gortari.
Entre los personajes, sumisos a aquel gobierno, que con la caída del sistema perdió de las manos la presidencia a Cuauhtémoc Cárdenas, de aquel primer frente democrático, al que el michoacano, después también se dejó seducir fácilmente, por los pagos de facturas a una derrota anunciada desde el salinismo y que hasta lo evidenció después.
Con el tiempo, estos dos personajes se han visto como depredadores de una democracia en una lucha de casi tres décadas en donde López Obrador, no se dobló ante los embates del poder y por eso creció al amparo popular, sí de un pueblo que ante el hartazgo le concedió el voto masivo de más de treinta millones de mexicanos para hacerlo presidente de una nación cansada de la impunidad, la corrupción y los abusos de poder.
A pesar del tsunami del 1 de julio de 2018 que validó un histórico triunfo por la presidencia a AMLO, fortalecido desde el pueblo, algunos personajes de la alicaída clase política como Diego Fernández de Ceballos y Cuauhtémoc Cárdenas, a los que esporádicamente se le une el voraz Porfirio Muñoz Ledo y otros más, que no se cansan de llevar agua a sus molinos, porque no tienen “llenadera”.
Los expertos en el análisis de la política de este país, creen que los malos augurios de los opositores y recalcitrantes adversarios del presidente López Obrador, no se cansan de desearle el mal y con esto a los millones de mexicanos pobres y clasemedieros, que se han visto beneficiados de los programas sociales del gobierno de Morena y su Cuarta Transformación, que alienta a mantenerse en la firmeza, y a no sucumbir ante los falsos agoreros de una derecha en declive, que no se cansa de criticar y llamar a la desgracia nacional, cuando la gente de sobra les conoce su origen ligado al poder de antes y de sus bajas pasiones.
Junto a todo esto, el titular de hacienda, Arturo Herrera, pronostica serios problemas económicos nacionales para los próximos meses a causa de la pandemia, por lo que a pesar de los cambios y las resistencias a los más grandes males enfrentados en los últimos noventa años, el país no encuentra la paz y la tranquilidad como consecuencia de los oportunistas de la política y la empresa, que son adoradores de “Mammón” al rezar al demonio de la avaricia, la riqueza y la injusticia”, pero sin éxito por la solidez estoica del pueblo, que no se arredra ante los males que se avecinan, al considerar más malo que lo de antes, no hay comparación. Así las cosas.