Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
En Cadena Nacional le arriman el caballo a Nacho Morales
Ahora sí, se le pasó la mano a un supuesto periodista del “Diario El Planeta” en la conferencia mañera del presidente AMLO, cuando de forma malévola ocupó el micrófono en televisión nacional y en redes sociales para tratar de desprestigiar vanamente al licenciado Ignacio Rey Morales Lechuga.
El periodista en la conferencia en Palacio Nacional, mostró la fuerza para dar un golpe mediático en contra de un analista serio y profesional, como lo es el licenciado Morales Lechuga, y quien nunca ha tenido problemas de censura al ejercer una crítica seria y razonada sin sesgos ideológicos por estar retirado de la actividad política.
Al parecer le andan informando mal al presidente y en pleno siglo XXI, aun a los críticos que se expresan con libertad en sus especializados puntos de vista, no se les puede, ni debe lanzar el enorme aparato del Estado.
Más aún, cuando además se trata de un ciudadano ejemplar y honesto, que ejerce el derecho de libertad de expresión, pero también, que cree y ama a su país, que es el de todos los mexicanos.
Así, durante los últimos 25 años, escribir artículos especializados es algo normal que de forma profesional, hace el veracruzano y notario público en la ciudad de México, Ignacio Morales Lechuga, a quien un supuesto reportero, que la hace de juez y fiscal investigador, da cátedra –según él– de un sesgado periodismo de investigación, que en su parodia, hasta leyó mal, el nombre del destacado abogado, a quien le mencionó como “Héctor Morales Lechuga”.
El calumnioso y difamatorio hecho, ocurrió lamentablemente en la conferencia mañanera presidencial, y queda como un mensaje negativo para la prensa nacional, de quienes ejercen la crítica en este país con amplia libertad, y en pleno uso de sus garantías constitucionales y más que nada de un derecho humano universal, como lo hace el destacado articulista Morales Lechuga, que en redes sociales tiene a millones de seguidores.
La ofensa ante un público de millones de personas, le puede causar posiblemente un enorme daño moral en su persona y prestigio al licenciado Morales Lechuga, así que, posiblemente se den los elementos para una demanda por daño moral, por este caso, en contra del osado periodista.
Es muy lamentable, que alguien utilice el más elevado foro de libertad de expresión del país, ante el propio presidente de la república, para tratar de manchar el prestigio de un ciudadano ejemplar, de quién a lo largo de su carrera en el servicio público, en el ejercicio del notariado y como un personaje dedicado al altruismo en las últimas décadas, presenta una trayectoria intachable, aunque les moleste a algunos, como lo dice el propio presidente en el tema de que no es “monedita de oro”, para caerle bien a toda la gente.
A IML, se le denostó, ofendió y lastimó en sus derechos humanos, porque el supuesto periodista actuó en una malévola acción, y hasta le citó de una forma deliberada de un juicio en Estados Unidos, en donde el propio ex titular de la PGR, pidió a la Fiscalía General de la República, iniciara una carpeta de investigación para deslindar los dichos infundados en su contra.
Parece, que dicha acción en la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, sólo se deba a un intento vano de desprestigiarlo, y hasta de difamar y calumniar por un “periodista” que hasta “da órdenes” y malamente la hace de fiscal, cuando se le ve más bien como un personaje burdo, sin nada de perfil de comunicador, quien se muestra sobrado, con pose de “sabelotodo” y más bien de “villamelón” en el terreno del periodismo de investigación, sin bases académicas y científicas que son las correctas.
Esto sucedió en la mañera del martes 11 de agosto del presente, y el “periodista se ve sentado en la esquina de la primera fila, cuando levanta la mano y de inmediato el presidente le concede la palabra.
Dijo: son dos preguntas y se fue hasta tres hace tres, pero en la tercera con su temeridad manifiesta señaló a “Héctor Morales Lechuga”, que, por supuesto no existe como notario público, y en el intento falaz de causar el desprestigio del distinguido notario número 116 de la ciudad de México, le dirigió los mísiles, pero con pólvora mojada, que el temerario “reportero”, bien se pueda ganar una demanda por daño moral,
El periodista burdo en su actuar, dijo que el presentó las pruebas del caso de los desvíos de recursos de las patrullas de seguridad pública de la ciudad de México, que investiga el paradero del anterior avión presidencial, y el propio presidente le indicó, que está en el hangar, y terminó con el asunto del notario público “Héctor” Morales Lechuga, por una supuesta operación de compra-venta de un terreno de la máxima casa de estudios.
El “periodista” prácticamente se dio el tiro en el pie, por tonto en cadena nacional, dicho en la traducción al “alvaradeño” clásico de estos lares, por querer decir mucho y no dijo nada como Cantinflas.
Al parecer el calambre o consigna, de quien sabe quién, en la mala exposición de la pregunta, le cambió el nombre al ex rector de la Escuela Libre de Derecho, ex secretario de gobierno en el estado de Veracruz, en tiempos de don Agustín Acosta Lagunes, al primer titular del Consejo Nacional de Seguridad Pública, al ex Procurador del DF y ex Procurador General de la República, y también ex embajador de México en Francia, con lo que terminó su carrera en el servicio público y en los años siguientes después renunciar al PRI en 1997.
Y pasar a ser el primer candidato de oposición al PRI en la entidad veracruzana, en donde ganó perdiendo, después de que el aparato del Estado en aquel entonces, se le puso enfrente, y después con mayor fortaleza seguir en otras actividades como académico, conferencista, articulista y en el altruismo enfocado en la salud pública y en una labor seria en contra de las adicciones.
El licenciado Ignacio Morales Lechuga, con una labor honesta de amplio reconocimiento en las esferas del gremio de abogados, de notarios y en los círculos de intelectuales serios de este país como destacado articulista ha sido respetuoso en el ejercicio de la crítica que fundamenta con la ley en la mano como experto exegeta del derecho, y eso al parecer le cala en los huesos como un personaje incomodo ante el poder del enorme aparato del Estado, por sólo escribir artículos que son verdaderos ensayos de conocimientos y experiencias en el campo del derecho, la administración pública y en diversas materias del conocimiento en este país,
El sedicente periodista, salió a la palestra con la afirmación de culpar a “Héctor Morales Lechuga”, una inocentada de la mención del juicio del siglo en Nueva York, y de los nervios hasta le cambió el nombre, le pasaron mal el dato o por estrategia así lo leyó, del señor licenciado Ignacio Rey Morales Lechuga, aludido por los apellidos, por lo mismo puede demandar el “daño moral”, por la ofensa y el intento de desprestigiarlo y no en un acto procesal. Y si en un intento de juicio sumario.
En la realidad, sus apellidos son únicos y por lo mismo la intención de ofender se dio, y con el nombre mal dado hasta se pensó en quizás a salvar al periodista de la bien ganada demanda por daño moral, que seguramente le va a iniciar el experto abogado veracruzano.
También hay que decirlo, el famoso paisano por sus dotes de ser humano excepcional y de larga trayectoria en el ámbito de los medios de comunicación y las redes sociales, además de su gran labor en sus tiempos de titular de la PGR, no le hace daño a nadie, o los que hacen mal la síntesis periodística al presidente en Palacio Nacional, les ganó el coraje a la crítica, que hasta se fueron de bruces, y a la hora de leer sus buscados artículos, leen mal.
En sus artículos en ocasiones, el licenciado Morales Lechuga, ha reconocido la tarea del presidente, en otras les ha dicho a algunos diputados y senadores, que se disparan al pie con algunas iniciativas desequilibradas, y también a los de la Asamblea de la Ciudad de México con la ley en la mano les explica que andan mal en su osadía de pretender querer cobrar hasta por respirar en la contaminada capital del país y sembrar miedo innecesario en la población.
Para un gobierno ejercer la crítica, la libertad de expresión y el derecho a la información de los ciudadanos, siempre ha sido lo más sano, lo malo es que hay quienes como en el antiguo imperio romano, no lo aceptan y disfrutan aquello de al pueblo pan y circo.
Artículo primero constitucional –párrafo tercero: Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos en los términos que establezca la ley.
Va la anécdota, aquel día en el café de la Parroquia del malecón del Puerto de Veracruz, llegó sólo el entonces presidente del PRD para una escala técnica, de salida se le saludó y se le pidió apoyo para un problema de carácter laboral en el despido de una empresa paraestatal, y la respuesta fue inmediata, dejó un gran recuerdo, cuando el ahora presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, proporcionó sin problema todos sus teléfonos de oficina y hasta el nombre de su secretaria.
Ese recuerdo, prevalece del hombre, entregado al servicio de los demás con carisma y vocación, pero que hay quienes le calienten la cabeza con situaciones que no son reales, y olvidan que la crítica es sana y positiva.
Lo grave y delicado del asunto, es cuando se hace escarnio en contra de gente inocente y notable en forma injusta. Así las cosas.