
Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
Los pobres son mayoría
Al presidente Andrés Manuel López Obrador, le quieren quitar el mérito de que es un auténtico luchador social que tiene su origen en el pueblo, y que ocupa la primera magistratura del país por mandato expreso en las urnas electorales de más de treinta millones de mexicanos.
Pero a AMLO, no lo dejan gobernar con intrigas, golpes mediáticos y una guerra encarnizada que lucha por quitarlo de la silla presidencial de forma anticipada en un mundo de locos.
Aunque, los aduladores, especuladores y paleros del viejo régimen se han resistido a un mandato transformador de cambio, que ante el hartazgo de la población de la corrupción, impunidad y abuso de poder de los que se fueron, se niegan abiertamente a darle paso a la democracia.
AMLO, encontró un país desecho, sumido en la corrupción y con estructuras muy lastimadas por los muchos años de la hegemonía de los pasados gobiernos abusivos, que casi hipotecaron al país con sus ventas de garaje, que ya hasta olvidaron.
Algunos personajes de las minorías rapaces, abusivas y discriminadoras, que vivieron a expensas del poder en turno, encontraron que las llaves se les cerraron a sus costosos servicios de sumisión y vasallaje, qué en el gobierno de la Cuarta Transformación, simplemente se les dice: Gracias “Por participar”, y ahora lloran al anhelo de la jugosa ubre, a la que tanto se acostumbraron y que quieren recuperar.
Muchos de la clase media, que tuvieron su origen en la pobreza, y que son parte ya de la segunda generación de padres profesionistas, se olvidan de donde provienen y que como ganan mucho dinero ahora se sienten paridos por los dioses, y olvidan que vivieron en casas de madera y de piso de tierra, pero ahora se creen príncipes del virreinato que pensaron tener siempre.
La polarización de una población de la minoría rica con la mayoría pobre, es la que está en debate, sí en un autentica disputa pero que hasta se la creen los de sangre azul, que nacieron con pañales de seda, y olvidan el lodo del pueblo donde crecieron.
A quienes fueron sometidos a la pobreza y a la miseria extrema antes, por primera vez les comienza a sonreír la vida, pero los especuladores, esdrújulos, cafiaspironómicos y juanletranescos a los que tanto se refirió don Jesús Martínez “Palillo”, les regatean todo, hasta el aire que respiran.
Porque, hay algunos que tienen aún la ilusión a que regresen los que discriminaron al pueblo y los cansaron hasta el hartazgo con sus desmedidos enriquecimientos con cargo al erario público. Pero eso se acabó y no lo entienden.
En otro tema, ya se comienza a percibir el olor del mole, y del pastel, con todo un festejo en familia para el jefe de jefes del hogar, que este domingo, que se dejará consentir con el Día del Padre, con sus respectivas medidas de sanidad.
Aquel de la canción del Viejo de Piero, que le hizo un himno al jefe de la casa, que solo brilla los días de quincena, y que durante todo el año se esmera en llevar el pan a la casa, y que los zapatos, sólo Dios sabe que los trae puestos, pero la tierra le besa los pies por los clásicos hoyos (cómo decía el padre Chucho Córdoba)
Aquel, que se acostumbró a no pedir nada a cambio, ni regalos suntuosos, pero que en esta fecha se le renuevan como cada año los calzones, a fin de que mate pasiones, y no quede al descubierto de alguna aventurilla, que pueda manchar el nombre, o propiciar que el presupuesto del hogar se vaya al resumidero.
El hombre, que no pide nada, y que muchas veces hasta puede llorar en silencio, cuando con las horas extras del cansancio encima y de los desvelos por cumplir con los hijos y la jefa de la casa, que sí brilla siempre todo el año, y que es la guía máxima de los matriarcados, que gobiernan en los hogares mexicanos. Y que mandan, aunque se equivoquen.
A ese personaje, héroe anónimo, al que después al final de la ruta en el camino de la vida, se le borran errores, defectos, y que sólo cuando muere, todos se dan cuenta que los pecadillos y hasta desvaríos, simplemente fueron las intrigas de siempre, de las que matan con infundios y chismes.
Qué sólo final de los días, se puede ver a luz de la verdad, la realidad de quien, al pasar a ocupar un lugar en la eternidad, brilla para siempre, cuando ya nadie le puede quitar el mérito, a una sola frase que muchas veces no escuchó en vida de “misión cumplida” o de un simple, gracias Papá. Porque sólo tuvo derecho a guardar silencio, y a ser el malo de la película.
Ahora sólo falta, que a los papás se les reconozca, que sólo les queda morir como los elefantes, en la soledad, y saber que dejan de herencia. Ley de la vida ante un mundo ausente de valores humanos y espirituales.
Hay casos de quienes, no quieren esperar a que de forma natural le llegue su tiempo de partir a quien es el macho alfa y deja de serlo. Los que tienen prisa de formar su propia familia, pero sin construir su patrimonio. Y se ha visto que con maltratos y engaños hasta le quitan casa y la pensión. Así las cosas.