
Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
El retorno a la normalidad con calma
El sol brilla diferente, ahora su luz es de un resplandor más intenso, se percibe mayor luminosidad y una luz muy blanca.
Es un sol nuevo, es una vida nueva, es una nueva oportunidad para todos, es un renacimiento, y dar gracias por los que están y recordar con respeto a los que se fueron.
Es quizás ver el renacer de la humanidad, en una nueva oportunidad de seguir adelante, pero cambiando el modo de vida y a partir de ahora respetar al planeta.
Pero también, respetar la vida de todos los seres que habitan la tierra, apurar las prácticas de protección al ambiente y reconocer errores y comenzar de nuevo como diría Benedetti en no te rindas.
Seguir con todas las disposiciones en materia de prevención en la vida diaria, la higiene estricta y a todo lo que a partir de ahora debe ser parte de un modelo de vida.
Respetar la vida de los animales, de los ecosistemas y no dar marcha atrás a lo aprendido, sobre todo, en los lugares laborales, escuelas y en la casa, cuando alguien padezca de alguna simple gripa avisar y estar en los cuidados ya conocidos, para prevenir los contagios,
Ahora, seguir dando prioridad a niños y personas de la tercera edad, en donde se ve la nueva vida y la experiencia en una simbiosis natural, que ayude a seguir adelante.
Una cultura de mayor conciencia de respeto con el planeta con todas las especies y ya no desperdiciar recursos de ningún tipo, para entrar a una etapa de un nuevo milenio y entender, que en el mundo todos estábamos equivocados.
Seguir en la unidad familiar, en la solidaridad con los que menos tienen y alzar la voz para proteger a los débiles,
Nunca más volver a caer o regresar a lo mismo, y de lo aprendido recuérdale a tus amigos y familiares del comportamiento de aquellos prestadores de servicios que abusaron de ti en la emergencia, que fueron despiadados y especuladores, ya no les compres, y no hay que renovarles el contrato a quienes se mostraron inhumanos, inconscientes y para poner un ejemplo, simplemente diles ya no gracias.
Tu sabes, quienes han sido y quienes fueron esos malos personajes que te atormentaron con cobros indebidos o adelantados, quítales el oxígeno de tu dinero para que entiendan que el poder lo tienes tú y la decisión final de seguirlos enriqueciendo es tuya y nada más, así te ofrezcan de nuevo las estrellas, con sencillez y les das las gracias.
Únete a tus vecinos, dialoga con amigos y familiares, no tengas miedo es el momento de quitarte a las sanguijuelas que te atormentan todos los años y también te han quitado el sueño y el poco dinero de tus ingresos.
Si te molestan esos grandes consorcios que te ofrecen todo y luego no te los puedes quitar, pide ayuda en las redes sociales, convoca a medidas de alerta y sacúdete los viejos lodos y vuelve a comenzar de nuevo, sin tanto peso de equipaje,
Utiliza lo necesario, olvídate de las marcas, de los lujos, disfruta del día a día, cuida tu dinero para poder viajar, sal a desayunar, comer o cenar a la calle, porque te lo mereces, ve al cine, lee libros, platica con la gente, y espera el anuncio para el retorno gradual a la normalidad.
No te dejes llevar por rumores, noticias infundadas, si tienes dudas consulta con quienes te rodean que el éxito es lo que nos debe esperar a todos como sociedad y como nación para vivir en la legalidad y con orden.
Aprendimos que en una sociedad lo más importante es la salud y todas las personas que se entregan a cuidarla y protegerla, darle un lugar de mucho respeto a los médicos, enfermeras, y a todo el personal de los hospitales, clínicas y centros de salud.
Quítate de la mente de las noticias falsas de que en los hospitales se hicieron mal las cosas o se hicieron cosas malas, eso es una mentira, reconoce a partir de ahora los sesgos ideológicos de quienes han tratado de desestabilizarte con falsos rumores para propiciarte miedo. Eso no funciona en una sociedad de gente preparada y con elevados valores humanos.
Hay que ser felices, renacer todos los días con alegría, vivir y caminar en la humildad espiritual, dar las gracias a los que te rodean, saludar, contestar los saludos, ver a los ojos, y dar gracias a Dios siempre, por la experiencia vivida, única y superar el mal momento con palabras de aliento entre unos y otros. A partir de ahora darte cuenta que se puede llorar más de alegría que de tristeza.
Y saber de la vulnerabilidad del ser humano, por ir en contra de lo natural, del sentido común. Así las cosas.