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Raúl López Gómez/Cosmovisión
Buscar la paz anhelada
“Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”. Se comienzan cada día en este país, nuevas jornadas de amplia incertidumbre y confrontación entre unos y otros, en medio siempre los mediáticos que cumplen con una misión estoica que nunca se reconoce y siempre en la historia se les culpa de todo, hasta del mal tiempo.
Las cifras que se tienen en materia de victimas en los primeros ocho meses y medio del nuevo gobierno de Morena, han ido al alza, y por lo mismo desde los que le ponen sal a la herida se le da difusión a lo que es el reflejo normal de un cambio de régimen,
Está claro, que la apuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador, es el de obtener la paz por la paz misma, con acciones que inhiban al delito desde las ofertas y apoyos a los jóvenes.
Las ayudas a los pensionados y personas de la tercera edad, sin descartar a los que por alguna incapacidad física o mental de igual forma se les extiendan los apoyos económicos, que sirven mucho en una época difícil.
Las expresiones de la secretaria de gobernación, Olga Sánchez Cordero, puso el dedo en la llaga, cuando se le barrió la información y dijo que había reuniones con grupos, y sin especificar, luego corrigió grupos de autodefensas, posterior a esto el presidente AMLO, salió a corregir la nota y dijo, que no hay dialogo con ningún grupo de los llamados de la delincuencia.
Lo cierto es, que la ministra en retiro, doña Olga Sánchez Cordero, ha dado con su prestigio, trayectoria, personalidad y talento, realce al gabinete, y como se sabe de que no es una experta en política, pero está aprendiendo rápido a ver en los sótanos del poder, por lo que está haciendo su parte de forma exitosa y confiable.
También, hay que decirlo que está en retiro, y ya nada tiene que ver, ni hacer por ninguna causa en la SCN, por lo que sus compañeros y colegas, solo le desean éxito a su nueva función pública.
Las estadísticas, sí los números en materia de seguridad, están creciendo exponencialmente, pero se puede decir que es parte de una resistencia a un cambio de todos lados. Ahora resultada que los que antes pidieron el cambio ahora se están “rajando”, y los números también decrecen en la calificación del propio presidente.
Los optimistas mensajes en la conferencia de prensa mañanera, las giras de fines de semana por diversas zonas del país, del presidente López Obrador, a veces la gente se le resiste a reconocer, pero antes se tenían presidentes mandilones, borrachos, ojetes y hasta con déficit de atención, y ahora, que llega alguien directamente del pueblo, al parecer le comienzan a exigir que tenga ojos azules.
El esfuerzo de acabar con corrupción, impunidad y abusos de poder a calado fuerte, entre los de la casta divina, a los que perteneció o pertenece doña Olga, pero ahora abandona todos esos formatos para unirse a “servir” con su esfuerzo y experiencia en el nuevo mandato.
Las grandes expectativas y exigencias de una nación que se resiste a cambiar y que después de noventa años de una acción depredadora del erario público, de los recursos nacionales y naturales, además de la explotación al máximo del pueblo, se observa qué a causa de los errores de otros personajes ajenos a AMLO, los pretenden poner en el mismo rasero, y no es lo mismo.
Aquí es cierto, y no hay que olvidar que el presidente desde un principio dijo, que sólo mete las manos por su menor hijo, y por nadie más, incluso ni de su familia, amigos o de grupo de partido. Quedó muy claro.
La oportunidad de cambio está en la mesa, hay que esperar a que llegue el año, por lo pronto se va a dar el grito con una gran fiesta mexicana el próximo 15 de septiembre en la capital del país, “como una gran Guelaguetza”.
La Cuarta Transformación es una oportunidad para que en una nueva época se comience una nueva democracia de partidos políticos, y en donde el voto de los ciudadanos puede corregir el rumbo con la revocación del mandato que se resisten a validar. Por lo que habrá alternancia y que los empresarios se dejen de nerviosismos, cuando antes nadie les decía que no se darán aumento de impuestos, ni de combustibles, ni de la energía eléctrica, por citar algunos rubros.
Una pluma no hace verano, ni dos, ni tres, tampoco de la traumática frustración de los que como mediáticos al servicio del poder de antes, se sabe que se hicieron multimillonarios en afán al servilismo oficial, y ahora le lloran a que no disponen de los cuantiosos ingresos que ya no perciben y por lo mismo les encanta ofender al mandatario y algunos funcionarios de Morena de los tres niveles de gobierno, que hasta se pasan en “los calificativos”, cuando lo que no tienen además de lo otro, es credibilidad.
La paz y la reconciliación debe llegar de todos los rumbos, de todos los lados y de todas partes, porque quizás no se quiere entender que hay una oportunidad de separación de lo que es gobierno con iniciativa privada, y lo que es auténticamente social y por lo mismo atender lo que antes se simuló, porque la corrupción lo impidió.
Hay que dar paso a la democracia, y se percibe ahora sí, que se está a la altura del momento y ese ha sido el mensaje del propio presidente AMLO, cuando dice que va a dejar estructuras sólidas, “por si ya no estamos”, en clara referencia a que en democracia se gana y se pierde.
Tampoco, está mirando o cuidado celosamente a los funcionarios ferales, estatales o municipales de su partido, que se van por la libre: “no somos trepadores”. Y habló de cerrar el paso a esas acciones de antes los que siempre se buscaron “colar” en el oportunismo. Los mensajes son directos y se entienden. La condición es pacificadora y de cambio, las resistencias existen es normal.
Al final se tendrán que dar cuenta de quienes buscan regresar al pasado, que la gente del pueblo también se va a resistir a retornar a lo mismo.
El tiempo es el que dará la razón a cada cual. Pero en la realidad, ver por los pobres nunca en la historia de la humanidad ha sido bien visto, ahí tienen a Jesús hasta lo crucificaron. Así las cosas.