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Raúl López Gómez/Cosmovisión
Los ricos también lloran
La denominada Marcha Fifí del domingo en la capital del país, en donde se pide que siga en Texcoco la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México (NAIM), fue más que una simple radiografía de la gran realidad de este país lleno de contrastes.
Los que marcharon esa tarde, se les respeta el derecho a disentir, a manifestarse, pero sólo ayudaron a confirmar que el pasado 1 de julio el pueblo no se equivocó al votar por un cambio.
Se vieron esa tarde en dicha marcha, los contrastes de los pocos ricos en contra de los millones de pobres que son mayoría y por lo mismo, también han cargado con el peso tributario y el pago de los costosos servicios públicos entre los que destacan combustibles y energía eléctrica, y nunca se han quejado de la desgracia.
Los pobres de este país, permanecen estoicos, muy serenos y no se inmutan ante la injusticia social que ha predominado por varias décadas.
Desde las redes sociales se vieron a las personas que lanzaban consignas ofensivas en contra de AMLO, de los pobres y hasta se paso se llevaron a los migrantes, con expresiones radicales, xenofóbicas y de un sentir hasta inhumano. Muy grosero lleno de un cinismo grotesco.
Vestidos de negro, como muchos deben tener la conciencia, algunos de los personajes conocidos por sus libros o de paleros de que dicen que saben de marketing político y fracasaron esta vez que no pudieron convencer a la gente de las bondades de sus candidatos presidenciales, obvios que lloran a la caída de un sistema que les ha prodigado siempre una buena vida a costa de las grandes mayorías que si pagan impuestos.
Los que se vieron como parte de ultraderecha de siempre, casi todos de orígenes de venir de migrantes de otras épocas, que se sienten dueños del país, cuando llegaron sin nada ante la calidez de la ayuda de los mexicanos, no ocultaron su ignorancia y hasta su dolor por el “México de sus amores”, como sucedió en tiempos porfirianos.
Con sus grandes mansiones, sus autos de lujos, cuentas bancarias abultadas, la mayoría comerciantes y empresarios, con casa en el extranjero y todas las prebendas y privilegios de haber servido a ultranza a un poder que ya se las ido. Y nadie les cerró un negocio a su paso, nadie bajó las cortinas, además que se obvió ser parte de un sector acomodado de la capital del país, y con el cinismo a cuestas.
De inmediato las reflexiones mediáticas cinco mil o diez mil en contra de más de 30 millones de electores que decidieron por un cambio de rumbo y los que menos han protestado son los priistas y panistas que saben que el fin de una época llegó a causa de los errores de los políticos cuando están en el poder y la vista no les da para ver más allá de su nariz. Pero en la alternancia saben que se gana y se pierde.
Los que sí se dieron cuenta, que ante el hartazgo el voto de castigo o no, les cambiaría el rumbo, por fin lo hicieron y se trató de un tsunami de más de treinta millones de mexicanos a favor de un cambio de las estructuras políticas nacionales anquilosadas y obsoletas.
Hoy se da el cambió el rumbo, y hay una esperanza de millones de mexicanos que cuando menos tuvieron la fortaleza de esperar para ver la derrota pacifica del opresor y del enemigo que los mantuvo con la bota en el cuello, y sin una sola bala.
Ahora vienen los sueños que se esperan y se conviertan en realidad, porque en la democracia se gana y se pierde, y los electores pueden equivocarse, pero también dar marcha atrás si se equivocan. Aquí nada es para siempre.
Las luchas partidistas de una vida democrática son eso, ahora los que perdieron tendrán que acostumbrarse a trabajar, pagar impuestos y a vivir con su ahorros, porque los que van a gobernar simplemente no les van a conceder contratos, beneficios y privilegios.
En pocas palabras, los manifestantes de la marcha “Fifí”, quedaron en ridículo al verse doblados, sí postrados de rodillas y hasta con las posaderas al aire, gritando de dolor por el México que y se les fue.
Ahora hay que esperar, a que los que llegan cuando menos no se equivoquen tanto y con el realismo cumplan con el compromiso de voltear cuando menos a ver a los más de sesenta millones de mexicanos pobres y en extrema miseria, que además les vale la lucha de partidos políticos en este país.
En otro asunto, un fuerte norte azota a las costas veracruzanas este martes, se suspendieron clases y las autoridades aplicaron los programas de protección civil.
El alcalde de Boca del Río, Humberto Alonso Morelli, desde las primeras horas del día supervisando y ayudando con su equipo de colaboradores a toda la población, que se vio afectada principalmente por las caídas de árboles.
A media mañana, Morelli ofreció una conferencia de prensa para informar de las acciones realizadas y dar recomendaciones en torno a los vientos que superaron las rachas de 100 kilómetros por hora, que prácticamente se sintió como un huracán.
Pocas veces en los últimos años se había sentido tan dramáticamente fuerte el viento en estos lares, en las ventanas de los hogares, el ruido del aire se sintió como si fueran las turbinas encendidas de un avión a afuera de las casas.
Los daños a los que menos tienen, sí a los de las casas de madera y de laminas de zinc o cartón, sin duda los más afectados. Ahora hay que apoyarlos a salir de la contingencia.
Y muchos colegas de la prensa veracruzana, unidos en oración preocupados por el estado de salud muy delicado de don Jorge Luis Espinosa Málpica “El Suave”, un icono de la fotografía periodística en estos lares en el Decano de la Prensa Nacional, quien se encuentra hospitalizado en franca lucha en contra de los efectos de un derrame cerebral. En este momento sus amigos, colegas y familiares, en oración permanente pidiendo al Creador para se restablezca con bien y se haga su voluntad. Así sea. Así las cosas.