
El gusano barrenador y la defensa de la vida
La retórica acuñada por AMLO, sigue vigente con las expresiones coloquiales que quedaron para la historia, pero siguen sin convencer a lograr un gobierno de resultados.
Con muchos desajustes, desafíos y problemas añejos, la primera mujer en la presidencia del país, cumple dogmas y principios de la transexenalidad que parece no tener rumbo, mientras el pueblo de las grandes mayorías padece, sufre y soporta los excesos de los personajes que detentan el poder y no se tocan el corazón ante quienes sufren por vivir en la miseria.
Pero, eso no es todo, ahora con un nuevo poder judicial omnímodo y dependiente con un entrelazado de los tres poderes que ponen en entredicho el Estado de Derecho, que cada vez se ve más lejos de alcanzar en un modelo de sumisión que la gente padece en la realidad diaria de ausencia de los pesos y contrapesos de los equilibrios del poder inalcanzable y hasta ominoso.
La economía destrozada, las dependencias del gobierno sin control, la administración pública en franca caída porque no existe piso parejo para el pago de impuestos en una ley que sigue ciega para los poderosos que se niegan a pagar impuestos, retan al imperio del derecho y del Estado, mientras los que menos tienen contribuyen al erario sin problema en cumplir con la carga fiscal.
La idea del vacío de poder por el incumplimiento de la ley de unos y de las mayorías agobiadas por las selvas de cemento y asfalto que se han convertido en zonas de caza para toda la población que teme más a policías y tránsitos que a la misma delincuencia común superada por competidores con charola.
Hace falta el imperio del derecho, una nueva cultura de respeto por la legalidad y una conciencia de que el imperio de la ley debe ser parte de la vida en común de los pueblos.
Malos mensajes de torcer la ley como parte de la vida diaria, y a partir de ahora verificar que jueces, magistrados y ministros, son de una misma parcela que avasalló a todas las instituciones y dependencias que van desapareciendo ante la ambición, sí la voracidad de un régimen que pretende acabar con todo y no ofrece garantías de respeto al marco del derecho.
Y ahora, van por los partidos políticos, porque la aplanadora del régimen, simplemente no tiene competencia y no hay quien le dispute el totalitarismo abrumador y absoluto. Andale. Así las cosas.