
Raymundo Jiménez/Al pie de la letra
Osado y como diciendo “yo soy el aventurero”, el senador morenista Manuel Huerta Ladrón de Guevara, quiso plantar su “banderita” en el Parque Juárez de Xalapa para su “primer informe” de nada. Tómala.
Por eso, ni la ostentación de la mampara gigante y el saumerio pagado le sirvieron y todo fue en vano para la fotografía y poder darse un baño de pueblo, pero sólo recibió los recuerdos de su pasado de leña de otro hogar, con las porras jarochas y los apelativos impublicables.
Porque “ya trepado en lo más alto del pinche poder” como lo diría el Marqués de la Cuenca del Papaloapan, Fidel Herrera, en aquellos tiempos de gloria política, “lo que se paga sale barato”.
Y es que a Manuel le pasaron varias facturas en una sola tarde y hasta con el IVA, sí el otro iba, de salirle barato su evento en donde le recordaron algunos pendientes de don Juan Tenorio de los tiempos de súper delegado.
En donde don Manuel se sintió como Dios, padre, hijo y hasta el espíritu de una lucha imposible por los pendientes que le fueron perdonados en tiempos del morenismo, y ahora aliado de los malquerientes le recordaron que no le da para seguirle nada más que a sentarse en la banca del parque.
Hasta quiere que lo feliciten, y es que se la dejaron ir toda en un ratito, sí la cuenta de sus pendientes que no se olvidaron por quienes sintieron el peso del poder en aquellos tiempos. Y es que dicen que lo que se siembra, se cosecha. Desgracias.
Quiso llenarse de gloria y sólo recibió los recuerdos del ayer, con los clásicos que aprovecharon el momento para las porras estruendosas que ni lo dejaron hablar ante cero público, ante los “acarreados” diría el clásico tabasqueño, y acompañado del ex panista ahora morenista, Javier Corral (Dios los hace y ellos de juntan) que lo trajo a presumir a la aldea ya con menos fuerza que agua mineral de siete días, dicen acá.
Y para que se sume a la crítica gratuita de los “que ya se la saben” con los chismes y rumores en contra de la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, que no se deja intimidar por nadie, y hasta los conoce en el tiempo de zopilotes y “Tiempo de Huracanes” la novela de la famosa escritora veracruzana, Fernanda Melchor.
Pero, también “Manolo” es experto en armar pleitos y el rey de la intriga que se dijo estar condenado a “ser senador”, al no tener el apoyo de su mentor ahora en el retiro, y después tendrá que aspirar a un puesto de en algún mercado de Veracruz o de la central de abastos de CDMX. Nada más.
Y es que dicen, “que cuando la perra es brava hasta los de la casa muerde”. Este personaje su oportunidad la tuvo y la dejó ir. Ni modo. Ya qué.
Por eso, es que por más defensa mediática desde el feudo porteño, de que le armaron la protesta para desarmarle el teatro estilo presidencial por la magnitud del mismo para rendir su primer infierno, bueno informe, es que Manuel ya está condenado ahora a ser un muerto político, como muchos de sus “amigos”, que será que no le conocen sus andanzas, y que de “matraquero”, a senador, mejor que de gracias a Dios.
Por lo menos, ya la hizo para sobrevivir toda su existencia.
De quien dicen como la canción, “Mucho corazón”: pides cariño, pides olvido, si te conviene, no llames corazón, lo que tú tienes.
“de mi pasado preguntas todo que como fue”.
A Manuel Huerta, duendes, chaneques o nahuales no lo dejan dormir, porque soñó con ser gobernador de Veracruz, y ni de leones o rotarios, pudo.
Porque, no lo dejaron llegar sus antecedentes con poder en sus tiempos de súper delegado, y así ni a la esquina o de presidente de casilla, aunque sea después, porque a la Morena la han golpeado tanto que no se cumplirá su profecía de sueños guajiros de 30 años o más en el poder. Andale. Así las cosas