
José Luis Enríquez Ambell/Café de mañana
Punto de partida: la Nueva Reforma Electoral
La democracia y partidos políticos al servicio del pueblo, no de los personajes de oscuros antecedentes en el país.
Terminar con el protagonismo ególatra de los que se mantienen al asecho del poder.
Los que no pudieron sorprender a la población nacional en tiempos de AMLO, y siguen agazapados para lanzar sus agrias críticas en contra del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum en tiempos de la 4T.
Y es que, no hay pero que valga a las posturas oportunistas llenas de ambición de volver al asalto del poder y dejar de andar a salto de mata, siguen latentes.
Son los mismos de siempre, los que se enriquecieron con cargos en el PRI y luego se subieron a la oposición que les dieron los cargos de elección popular y a otros “cargos de conciencia” por no superar la derrota a cuestas, y no les alcanzó el tiempo para seguir empoderados de la actividad política y de la cercanía con el poder que los envilece.
Pero, además de misóginos, muchos son traidores a la patria, con deseos insospechados de que le vaya mal al país.
Porque, en momentos en que se requiere la unidad nacional y el cerrar filas con la presidenta Claudia Sheinbaum, se preocupan en tratar de llevar agua al seco molino de la oposición, que no logra prosperar con los ex priístas y ex perredistas, adversarios o enemigos recalcitrantes del desarrollo nacional, y de las actuales generaciones, por las que se debe pensar en mantener la unidad para el progreso del país.
Cuando no son tiempos electorales, aparecen como falsos agoreros y mensajeros de los cuatro jinetes del apocalipsis.
Y desde el comportamiento de siempre de la ultraderecha, se manifiestan con falsos pronunciamientos, aunque se dicen de la izquierda con cuentas de millonarios en una vida acomodada, que les dio el poder o la cercanía al mismo como paleros y arranca aplausos.
La realidad es que los personajes desahuciados de la política y la vida publica aparecen como moscas, para sorprender, pero sin ninguna fuerza y por lo mismo se desvanecen los planteamientos por el sesgo político, ideológico y cargado de emociones negativas, de los que ya tuvieron su tiempo político, y ahora bien pueden dedicarse a cuidar su dinero, a nietos y bisnietos, porque su tiempo ya pasó, sin pena, ni gloria.
Ahora, son otros tiempos y la presidenta Claudia Sheinbaum, visionaria como estadista de largas miras, sorprende al mundo con la creación de una comisión presidencial para construir la reforma electoral del país, que será encabezada por Pablo Gómez, un parlamentario de experiencia, y posible futuro aspirante a ser el titular de la secretaría de gobernación, en donde se requiere de alguien con su experiencia.
La doctora Claudia Sheinbaum, quita el piloto automático y da pasos importantes para fortalecer al país con una visión de integración, unidad y de reglas claras para la agenda política de presente y futuro.
Es marcar el rumbo del cambio necesario de la vida política nacional, y marcar el antes y el después de su gestión presidencial.
Es parte de su legado político que construye para dejar las bases de un país como una solida potencia, entre las diez más importantes del mundo.
Aquí, en esta tarea, el zacatecano, doctor en historia y diputado federal de todas sus confianzas, Alfonso Ramírez Cuéllar, es el aliado que fortalece a la presidenta Claudia Sheinbaum con un cálido acompañamiento para cimentar las bases de cara a la nación que será los próximos 30 años.
Con nuevas reglas, que tienen que ver el rumbo político con la no reelección, el fin del fuero, del fin del nepotismo, y el despotismo, también, y darle fortaleza a la revocación del mandato, sin temor para una nueva Era Política, y el final de los que se enriquecen como caciques en los partidos políticos.
Entiéndase, construir de forma plural y con el consenso real para las nuevas reglas de una Reforma Electoral, que termine con los abusos de poder, y por fin poner a la política al servicio de la gente, en forma general y sin sesgos clasistas.
Para el final de los grupos, grupúsculos y hordas de familias, que se adueñaron de la vida política y construyeron virreinatos.
Ahora sí, la democracia y los partidos políticos al servicio del pueblo, y en el concepto entran todos. Andale. Así las cosas.