
José Ureña/Teléfono rojo
Al maestro Luis A. Beauregard
A la orilla del rio Papaloapan, está situada la ciudad de Cosamaloapan de Carpio, Veracruz.
Aquí, en un rancho productor de caña, piloncillo y aguardiente, un 17 de enero de 1873 nace Luis Antonio Beauregard Zameza, hijo de Don Luis Beauregard y doña Balbina Zameza.
Desde joven, siempre portó un carácter cordial, con garbo y diplomacia, hombre pulcro el vestir, fino y elegante, siempre le demostró un amor diáfano a su familia característico en los personajes de esta región.
Una vez fundada la escuela Normal Veracruzana en 1886, por Enrique C. Rebsamen, ingresa como pensionado por el Cantón de Cosamaloapan, teniendo como compañeros a Delfino Valenzuela, Gonzalo Gómez y José Ochoa, el 4 de julio de 1891
Con veinte años de edad, en 1893, se graduó como Profesor de educación superior en la escuela Normal de “Jalapa” con el tema “Ligero estudio acerca del papel que desempeña la escuela en la formación y la educación del carácter”.
Para finales de 1894, es llamado, junto con otros educadores, por el gran maestro Enrique C. Rébsamen, con la finalidad de desplegarlos por todo el país para trasmitir los métodos innovadores que habían aprendido en la Escuela Normal Veracruzana.
Sin duda, la notable obra de Rébsamen al fundar la Escuela Normal con cursos de perfeccionamiento para profesores, se constituyó en un importante semillero de eminentes maestros, a los cuales en buena medida se debe el antecedente del normalismo mexicano y el gran avance de la educación pública.
Ellos fueron voceros y propagadores de este impulso pedagógico, fundando instituciones semejantes a la Escuela Normal de Jalapa en 1885, la Escuela Normal de la Ciudad de México en 1887, en cuyo proyecto trabajó Ignacio M. Altamirano.
Posteriormente, surgen las Escuelas Normales de Ciudad Victoria, Coahuila, Querétaro, Colima, donde desde 1885 funcionaba ya la Normal para Señoritas, Guanajuato, Sonora, Morelia y para el año 1900 funcionaban en el país 45 escuelas normales y en 1901, el Presidente Porfirio Díaz nombro a Rébsamen, Director General de Enseñanza Normal.
Joven e inquieto, el maestro Luis A. Beauregard, en 1911 fue Jefe Político del Cantón de Cosamaloapan, por un corto periodo, esto debido a la lucha revolucionaria y porque en el pueblo había un desequilibrio de las partes en cuestión en la lucha por el poder político.
Fue Director de la Escuela Normal del Estado de Saltillo, Coahuila, donde fundó la Revista educativa “El Magisterio”.
En 1902 se trasladó a Campeche, donde redacto la “Ley de Instrucción Pública” y creo la escuela Modelo No. 1, además de la Escuela Normal para Profesores.
En 1920 fue llamado a Mérida para dirigir la Escuela Modelo, impulsando también las escuelas rurales
De regreso en Veracruz, participó en Congresos Pedagógicos y ocupó cargos en la Dirección de Escuelas Primarias y de Educación Popular.
Como parte de su importante legado se le reconoce como un fuerte impulsor de la educación física, intelectual y moral, así como la educación indígena.
Dentro de los aportes destacados en Reformas Educativas:
Participó activamente en la elaboración de Leyes de educación y en la creación de instituciones educativas, Fundó Escuelas Modelo en diferentes estados, implementando nuevas metodologías y enfoques educativos; Promovió la creación de escuelas rurales para atender a la población indígena.
Estuvo en diversos congresos pedagógicos, contribuyendo al debate y desarrollo de la educación.
Radicado en la ciudad de México, desarrolló una grave enfermedad y por prescripción médica traslada su residencia a Tehuacán, Puebla en busca de salud, mas también con el propósito de estudiar el medio en que se proyectaba la creación de la “CIUDAD DE LOS NIÑOS” como su proyecto educativo cumbre.
A las ocho de la mañana del día 25 de julio de 1918, dejo de existir este pedagogo cosamaloapeño, siendo sepultado en Tehuacán, Puebla, cuando en su espíritu henchido de ternura y de luminiscencia todavía palpitaban grandiosos ideales y esperanzas enormes de convertir en realidad su sueño, su ciudad de los niños, en bien de los infantes y jóvenes del país.
En Veracruz, Yucatán y Campeche, llegó la triste noticia de su fallecimiento, hubo pena en los sectores sociales y en las escuelas normales se rindieron honores en su memoria.
Con motivo del 107 aniversario de su deceso, la Asociación de Egresados del Ilustre Instituto Veracruzano, por conducto de su descendiente directo presidente, el maestro Adolfo Beauregard Tejeda, han tenido a bien dedicarle en un respetuoso tributo la segunda edición del libro “Memoria Histórica del Ilustre Instituto Veracruzano a 150 años de su fundación”, del cual es autor y le rinde recuerdo al gran maestro revolucionario en reconocimiento de su labor por la educación en México, “a todos los egresados distinguidos del IIV, otorgamos honor a quien honor merece”.
Y como diría también el famoso escritor y poeta francés, Víctor Hugo, autor de la obra de lectura obligada Los Miserables: “abrir escuelas para cerrar cárceles”.
Y acá en estos lares el presupuesto de la educación lo ocuparon para remodelar un estadio de fútbol, y sin tener equipo profesional. Orale. Así las cosas.