
Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
Después del paso de los años y las décadas en caminar Veracruz, primero de conocer al jefe origen de la dinastía don Valentín Ruiz Obregón y después a su hijo el ingeniero Valentín Ruiz Ortiz, orgulloso ingeniero civil egresado de la UNAM.
Había trascendido por el diseño y construcción del Estadio de Fútbol Luis Pirata Fuente.
Después, con una visión de gran urbanizador hizo de médanos y terrenos en greña, los grandes fraccionamientos de Veracruz, Boca del Río, Medellín y Alvarado.
También, obtuvo las concesiones de las carreteras de Veracruz a la Antigua, y la autopista a Xalapa.
Valentín Ruiz Ortíz, disfrutaba del éxito económico que le dio su visión empresarial de constructor innovador y dedicó tiempo para la construcción de hoteles en Veracruz, Boca del Río y Chiapas, que extendió en el sureste del país.
Por años se mantuvo una amistad del empresario y del periodista, que luego se convirtió en discreta amistad de cercanía y de plática oportuna cuando cotidianamente caminada por las mañanas por la ampliación del bulevar Manuel Avila Camacho.
Plática oportuna, sin temas de contenido periodístico, sólo el poder saludar y escuchar al hombre de la sencillez estoica, y sin ver al hombre de mayor poder económico en la entidad, sólo al amigo.
Su voz áspera con un tono bajo, que lo hacían ver y sentir en la grandeza de su humildad espiritual.
En una ocasión, en un evento del aniversario luctuoso de FGB, se le hizo el comentario “te quieren quitar la concesión de la nueva autopista”, que acercó en tiempo y distancia a Veracruz y Xalapa, la respuesta fue seca: “no pueden”.
Y entró en detalles ya hablé con Fidel, y le dije “a ti te di lo mismo que al otro candidato para la campaña”.
Aquellos personajes de la política veracruzana, que se vieron con mucha rivalidad y en el fondo se veían en lo privado como amigos y hasta cierto punto hermanos y correligionarios.
En otra ocasión Valentín Ruiz, enfrentó una feroz persecución al cambiar la distribución de una marca cervecera por la que se constituyó en referencia mundial.
Sufrió de amenazas y estuvo en la madre patria a esperar que pasara el huracán.
Devoto de San Judas Tadeo, y agradecido por haber superado la emergencia y la persecución, donó en forma discreta las tolvas de grava, gravilla y polvo de grava para la construcción de la iglesia de la Colonia Petrolera que se erigió con el nombre del Santo que hace milagros a la gente.
También, dono el aire acondicionado de la iglesia y el del salón de eventos.
Entre muchos encuentros, el ingeniero Valentín Ruiz Ortíz, daba un mensaje dile al maestro -José Pablo Robles Martínez- que cuando necesite el avión, está a su disposición para lo que lo necesite y para ti también.
Este mensaje cálido, inolvidable y oportuno lo daba en tiempos de una de las persecuciones más peligrosas a periodistas en el estado de Veracruz.
Después, la comunicación se hizo por correo electrónico, el amigo Valentín, estaba convaleciente en Santander, España, y al parecer ocasionalmente en Miami, EU.
Su legado y recuerdo imborrables del empresario y constructor enigmático, sencillo, espiritual y de cercanía con la gente se quedó para siempre en la tierra que demostró amar para siempre.
Y lo recordamos con su canción preferida, casi un himno para él, “My Way”. El final se acerca ya lo esperaré serenamente.
Nunca olvidaremos su voz, cuando hacía la llamada personal a todas las personas que le acompañaron al funeral de su señora madre, al concluir las exequias fue a su oficina para llamar y dar las gracias a las personas que le acompañaron o le pusieron una esquela por el duelo.
El hombre poderoso, que siempre daba las gracias a Dios y a todos por su cercanía. Andale. Así las cosas.
El sentido pésame a la comunidad del Colegio de Abogados de Veracruz, por el sensible fallecimiento del licenciado postulante Alberto Flores. Acaecido el 11 de julio del presente en la ciudad de Boca del Río. QEPD.