
Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
En la realidad actual, las mujeres siguen en una lucha frontal por defender y cuidar su integridad ante la desproporción que enfrentan de un mundo misógino.
Aunque existen avances, con una mujer presidenta del país y una mujer gobernadora de Veracruz, se percibe algo común:
El principal enemigo de una mujer, es otra mujer.
Caso especial en la política, en Coatzacoalcos, se esperó la postulación por primera vez de una mujer para la presidencia del ayuntamiento, pero esto no sucedió, y posiblemente se pierda esa posibilidad cuando se le da el nombramiento a un hombre.
La competencia entre hombres y mujeres, es parte de la vida diaria, pero las mismas mujeres, obstruyen y destruyen una posibilidad de lucha al no impulsar a otras mujeres a que ayuden a seguir haciendo historia.
Por eso, es que nadie se queda callado por una circunstancia que se pretende ver natural, en pleno año 2025 en México y el mundo, la mujer sigue siendo víctima de discriminación, acoso laboral, acoso sexual, violencia intrafamiliar y violencia en la vida misma, porque la mujer no compite con el hombre, sino la lucha es de género, preservar la vida y derechos de las mujeres.
Se sigue padeciendo en el mundo, la creencia de que la mujer es un signo de problema, cuando desde siempre, la lucha es por tener un lugar de igualdad con los hombres.
Hoy en día, en cualquier punto del planeta a la mujer, hija, estudiante, trabajadora, esposa o madre, desde la abnegación siguen estando al frente de la trinchera y nadie hace algo por protegerlas en una vulnerabilidad que se pretende hacer “creer” que es normal que se les persiga y condene en razón de su género.
Hay que seguir en una lucha de todos por aprender a respetar, amar y darle su lugar de importancia a la mujer en toda sociedad o comunidad en donde la mujer es insustituible como dadora de vida.
Una visión equivocada y errónea es que el hombre disfrazado de mujer o que por una una operación se le reconozca el cambio de sexo, por la diferencia de fuerza en las competencias deportivas o en el uso de los sanitarios públicos en donde la mujer parece desplazada en su derecho natural de feminidad.
La lucha continua, pero hace falta mucho camino por recorrer sobre todo en la lucha por la defensa de su integridad, de sus derechos y de la vida misma, desde que la mujer nace hasta que envejece, nunca dejan de estar en peligro a una incompetencia absurda de los varones que reciben la vida de una mujer, pero siguen creyendo que la mujer es su mayor obstáculo en una lucha de género.
La tarea no está concluida, hombres y mujeres deben luchar juntos por la defensa de los derechos de las féminas que son víctimas de una creencia de superioridad del hombre sobre la mujer.
Cuando en razón de la naturaleza, la mujer no es sustituible, no es reemplazable en su posibilidad de ser la generadora de vida, y por ese principio es que muchas veces la propia sociedad o comunidad la condena a tener una vida de sufrimiento desde que nace hasta que muere.
Respetar y entender a la mujer es parte de una obligación natural para evitar que se les afecte en su integridad y en su vida diaria.
Falta mayor conciencia y educación por darle el lugar de prioridad a la mujer y no simplemente de igualdad de género.
El buen ejemplo por la casa empieza del respeto a las mujeres. Andale. Así las cosas.