Carlos Ramírez/Indicador político
La última diva del Cine Nacional
Silvia Pinal, será la actriz más llorada en México de los últimos tiempos por su paso a una trascendencia de varias generaciones que le conocen ahora, y le conocieron en aquellas películas en blanco y negro de los inmortales de la Época de Oro del Cine Nacional.
Nunca nadie pudo pensar que llegaría ese momento de decirle adiós.
Pero la realidad humana es que para la trascendencia se debe dar ese paso del Juicio Final a las personas por sus virtudes, fortalezas y en el caso de la señora Silvia Pinal, es por su histrionismo de actriz bella con inteligencia, y la posibilidad de seguir y estar en el mercado laboral del Teatro, del Cine y la Televisión por más de ocho décadas de quien murió a los 94 años de edad.
Llegó el momento de la verdad para la actriz Silvia Pinal, pero que sean los expertos los que den a detalle a la vida de una mujer que salió adelante y sacó adelante a su familia con el esfuerzo de su trabajo diario o en el cine, en el teatro o en la televisión.
Para no empañar este momento, será prudente enaltecer a la mujer actriz, que inició en la actuación y el canto siendo una niña y que por su belleza deslumbró a propios y extraños.
Con tanta hermosura, fue que casó siendo adolescente a los 16 años con el actor Rafael Banquells, después con Gustavo Alatriste, Enrique Guzmán y Tulio Hernández Gómez.
Aún, después de los matrimonios, doña Silvia Pinal, permaneció soltera los últimos años de su vida, disfrutando de sus hijos y nietos, a los que entregó todo su amor, y a la actuación su tiempo de toda una vida de éxito y de esplendor en donde combinó en algún tiempo con algunos cargos en la política, en donde también deja profunda huella por su carisma y sencillez, propios a su logro personal como la última Gran Diva de México y que este domingo en el Palacio de Bellas Artes se le hará un gran homenaje nacional.
Descanse en paz una gran mujer que con autenticidad pudo sortear los reflectores con el talento de actriz y el llevar una vida normal con sabiduría, trabajo y pasión por el amor a su profesión de actriz y de fama con una sencillez y sobriedad sorprendentes. Andale. Así las cosas.