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Ángel Rafael Martínez/80 Años del fallecimiento de Maximino Ávila Camacho
Mitos y realidades de la política
La política como la vida es ciclos y por lo mismo, todo lo que comienza acaba. Aquí nada es eterno y por eso puede más la paciencia que la resistencia, hasta que al final todo por su peso cae.
Los políticos que aprendieron el camino que antes enseñó el PRI, hoy ya un partido en la lenta agonía, pero que se resiste a morir.
Después, de una época en donde los empresarios conocieron el camino y se metieron a la política, fue así como esta actividad se enturbió después de que en la ortodoxia se decía antes de los setentas, robar sin enriquecer, tomar sin emborracharse y amar sin enamorarse.
Y la actividad política se dejaba principalmente para los abogados, luego para los economistas y politólogos, en donde ahora son los ingenieros los que van a la alza.
Con los excesos y el rompimiento de esa regla no escrita, los políticos, hablando en forma genérica se dedicaron a saquear las finanzas públicas y a enriquecer con una visión de amasar fortuna, y con el principio de llevar el dinero a Estados Unidos, y comprar una casa, dos, tres las que se pudieran.
La corrupción de la mano de la impunidad, fue creciendo y a grados inimaginables, aquí como en la pirinola: todos roban, hablando de los políticos de altos vuelos.
Los saltimbanquis, o chapulines, se dieron en el tema de los cambios de partidos de uno a otro sin distinción de colores, rojos, azules, verdes, amarillos, morados, naranjas y ahora en boga el guinda, a los que todos quieren pertenecer.
La delgada línea entre ser político o ciudadano normal, está muy bien definida, los que la pasan saben de los riegos que corren con ejercer el poder. En la actividad política no existen valores y por ende, cuando un político cae, debe esperar a levantarse hasta que se cumpla un nuevo ciclo, porque hasta se creó un adagio “ad hoc” sí una frase coloquial, en política no hay muertos.
Pero lo que los políticos, hombres y mujeres, no ven o no quieren dar cuenta, es que esa forma de cambiar de colores, y en el lenguaje común diríase cambiar de calzones, puede ser normal y así se entiende, pero las repercusiones entre unos y otros son de vendetta –venganza—a todos los que osen traicionar.
Los que se van y los que se quedan, los que ahora deben ser estoicos y esperar a que se cumpla el ciclo del partido Morena de AMLO, que no tiene fecha de caducidad y ahora solo a esperar a que se cumplan los tiempos antes las grandes exigencias de las expectativas planteadas en una intensa campaña política por la presidencia y que como un tsunami, se llevaron casi todo el país, para convertirse de la noche a la mañana en la primer fuerza política electoral.
Lo que no saben la mayoría de los políticos de este país, y no lo quieren ver que su contraparte se llama sociedad civil, y son quienes ejerciendo en voto dieron una pauta de cambio, pero también estarán atentos a ver el desenvolvimiento en el terreno de los hechos.
Por eso, no debe extrañar, al inusual, utópico y hasta falaz, gobernador electo de Morelos, el ex futbolista profesional, Cuauhtémoc Blanco, que con origen en el Partido Social (PES) y que gano con la alianza de Morena y sus aliados, ahora firme dice, “ya terminaron las campañas” y no se deja imponer nada de compromisos a las clásicas cuotas de poder, que se le exigen desde la controvertida Yeidckol Polevnski, que presiona al “Temo” para que se deje “ayudar” con el asunto de las posiciones político-electorales. Al rato copelas o cuello, pero de donde.
AMLO no se mueve y sólo mueve los hilos, en donde ahora le sobra escenario, si la cancha es muy grande, pero quieren jugar con todas las canicas.
Mientras, la sociedad civil callada observa y sigue de cerca todo lo que pasa en el país en todos los órdenes políticos de todos los colores, incluso en varios estados como Campeche, las mujeres comenzaron una campaña en general de recuerdos maternos para unos y otros.
Empate con el que se va y con el que llega, muchos creen que no saben a cual irle, pero si el otro aun no entra a la cancha y ya lo condenan y lo pretenden juzgar, cuando aun no comienza el juego. A esperar la política es muy exigente, pero compensa. Así las cosas.