Ruperto Vázquez Ovando/Opinión en línea
Con el kilometraje agotado, Andrés Manuel López Obrador, deja el poder presidencial y también un legado político.
Los expertos dicen, que es un proyecto a 30 años, igual a los 30 años de lucha que le costaron llegar al poder presidencial, resistiendo a todo el aparato del viejo régimen.
El fin justifica los medios, y deja en la secretaría de organización de Morena, a su hijo Andrés Manuel López Beltrán, con la idea posiblemente de que siga sus pasos en la lucha política.
Los tiempos son cambiantes y la lucha de AMLO, por más de treinta años, le significó una vida de sacrificios y de no tener miedo a las esferas del poder del pasado que le investigaron cada movimiento personal y familiar en su carrera política y resistió intolerancia y represión.
También, en el camino quedaron muchos muertos y desaparecidos como un alto costo de la lucha política, y otros tantos en la cárcel por la persecución política.
Ahora, comienza un nuevo régimen con otras reglas y otro trato más humano a la gente.
En el camino quedaron también, los mediáticos del pasado que pensaron en la continuidad de la abundancia y andan en la lloradera por la sequía presupuestal y el fin de sus privilegios a quienes fueron aplaudidores, porristas y comparsa del viejo régimen.
Hoy son otros tiempos, y los mediáticos tienen tanta suerte que tuvieron que aprender a vivir fuera del presupuesto y les va mejor con sus mecenas y resentidos al triunfo de AMLO, Morena y de la 4T.
Aunque lloran y vuelven a llorar, muchos mediáticos y los “intelectuales” que a falta de convenios, subsidios y privilegios que perdieron, se acostumbraron a ser humanos, y por lo mismo ya no levitan.
La nueva era del Segundo Piso de la 4T con la doctora Claudia Sheinbaum, traerá sorpresas en la fortaleza al empleo, la empresa, el campo, la salud, la educación, pero sobre todo la seguridad.
Y para los que no saben interpretar a los nuevos tiempos políticos, aquí caerán torres más altas y los empresarios indolentes que se resisten a pagar impuestos, tendrán que aprender a cumplir la ley.
AMLO, se va y quedará igual que Luis Echeverría en sus buenos tiempos, recibiendo el cariño de la gente con las visitas a la Meca del lugar de retiro, pero para nunca más volver a meterse en la política.
De los veracruzanos que le siguieron siempre al político tabasqueño y fueron siempre a apoyarlo al zócalo de la ciudad de México, en las buenas y en las malas, el maestro Francisco Blanco Calderón y Miriam López Meza.
Precisamente, el cariño de Andrés Manuel López Obrador, por Veracruz, además de la tierra de uno de sus padres, es que en esta entidad se fijaron las bases de su lucha política con los grupos opositores que renunciaron al PRI.
Y en donde en 1998, el abogado Ignacio Morales Lechuga, como candidato de oposición enfrentó al PRI, para dar comienzo a una auténtica lucha en contra del partido en el poder en aquél tiempo y empezar a debilitar a las estructuras del poder que cayeron “muchos años después”, como inicia la novela Cien Años de Soledad de Gabo. Andale. Así las cosas.