Raúl López Gómez/Cosmovisión
AMLO de va sin pena, ni gloria
El embajador de EU en México, Ken Salazar, no aguantó más y opinó sobre el tema de la reforma al poder judicial y lo calificó como algo que puede afectar a la democracia, el hecho de la designación de jueces, magistrados y ministros por medio de elección popular.
Y con eso, está dicho todo en una opinión, que se observa a todas luces injerencista o intervencionista en la política interna del país, y lo que se percibe como una mala señal para México del gobierno del vecino país del norte.
Y es que el cierre del final del mandato del presidente AMLO es como ha sido de principio a fin conflictuado en sus peleas con molinos de viento que lo mantienen ocupado en los dimes y diretes, sobre los casos que trata en sus conferencias Mañaneras, en donde la hace del hombre orquesta, que lo mismo habla como fiscal, juez o titular del poder ejecutivo.
Por ejemplo, el caso con el empresario Ricardo Salinas, es que el político tabasqueño le arrimó el caballo, pero no le ha podido ajustar cuentas por los adeudos fiscales que dicen que ya andan en los 73 mil millones de pesos.
Y AMLO con su show mediático, así va es como se la ha llevado los seis años de su gobierno, peleando y debatiendo con los enemigos imaginarios que dice son los neoliberales, mientras a los enemigos de verdad les ofrece abrazos, y por la espalda la clásica trapera, al estilo de la casa.
Por eso, es que Andrés Manuel López Obrador, llega al final de su mandato sin pena, ni gloria, y los expertos apuestan con los ojos cerrados de que vienen los deslindes de él, desde la próxima presidenta Claudia Sheinbaum, y los titulares de los gobiernos estatales de su partido Morena.
Y todo por esa tradición de este país de que para atrás ni para tomar vuelo.
Desde las manchas de Dálmata por el caso de Segalmex y el respaldo de su mandato a las fuerzas armadas en temas de dirección de cargos públicos y de la construcción de las obras emblemáticas con un carácter de cero información por el sello otorgado de seguridad nacional, son parte de los reclamos al mandatario que se va, como se han ido todos en la historia del país, por la puerta chica trasera de la cocina.
Y esto, como parte de la necesaria democracia nacional del deslinde obligado del presidente que se va, y de la presidenta que llega, como es en el caso de AMLO que se retira de la política, sin hilos que manejar y hasta sin teléfono, para desconectarse de la amargura de la política y de la adrenalina que le ha provocado todos estos años.
El capítulo del antes y después de AMLO, estará por escribirse y sin duda que faltan muchas sorpresas inéditas de la política a la mexicana.
Y lo más recomendable para todos, es que cada quien a lo suyo en su trinchera de trabajo y en su desarrollo personal alejados de la política y de los políticos, en donde AMLO, sólo tuvo a unos cuantos empresarios cercanos en la Viña del Señor, los mismos de siempre que no tienen llenadera y van de gobierno en gobierno beneficiándose del presupuesto.
Y de que en la reflexión coloquial se la aplicaron a todos: no hay cama para tanta gente.
Como el caso de los trabajadores de los sindicatos portuarios de Veracruz, que no se han podido liberar del maleficio salinista, y que AMLO, no le metió la mano para la solución definitiva y los maniobristas, estibadores y cargadores del puerto jarocho beneficiados por el presidente Adolfo López Mateos con la concesión para la operación del puerto se las quitaron a la mala los llamados gobiernos neoliberales y el gobierno de la izquierda los dejó igual, ilusionados.
Por eso, urge que los partidos políticos se renueven y le den vida a la política nacional, que ayude al equilibrio de los pesos y contrapesos del poder en turno. Andale. Así las cosas.