
Ricardo Alemán/Itinerario político
El asalto al PRI
El Partido Revolucionario Institucional, otrora el partido en el poder por varias décadas y que comenzó a perder posiciones por la apertura democrática, se encuentra en su última etapa de extinción o renovación.
Pero, esa misión de tratar de darle vida artificial unos años más o de alcanzar una restructuración a fondo, se la adjudicaron como un cheque en blanco a Alejandro Moreno Cárdenas, el popular “Alito”.
En la convención nacional priísta, se dio rienda suelta a la ambición del personaje que Peña Nieto, dejó como custodio de la franquicia del antiguo partido oficial, para que sin visible oposición siga operando mal a un partido, casi en los últimos estertores de su penosa agonía.
Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes Rangel y Dulce María Sauri Riancho, fueron los únicos ex dirigentes nacionales del tricolor que se opusieron a la reelección del campechano para eternizarlo en la dirigencia nacional.
Los malos antecedentes de Alito, son tantos como los de su propio padrino EPN, que unidos a los vestigios del grupo Atlacomulco, junto a su aliado tabasqueño Roberto Madrazo y su Latinus, pagan costosamente a los émulos de sicarios del “periodismo”, y “articulistas opositores” con los fines más perversos de la miseria y la codicia humana de siempre.
Intentar desestabilizar al poder, de forma vana, porque se toparon con pared con la gente que por salud mental no los lee, no los ve, y menos los escucha en sus posturas sesgadas y de xenofobia “por un mundo mejor”, en la ironía de la realidad de la vida en estos lares de los que se robaron hasta la tierra de las macetas y siguen en la lloradera de la añoranza del retorno priísta. Andale. Así las cosas.