
Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
Se trata de una novela póstuma del nobel colombiano de literatura, Gabriel García Márquez, quién residió en México y adoptó como su segunda patria junto con su familia.
En la presentación de su novela póstuma en Madrid con sus hijos Rodrigo y Gonzalo García Barcha, fluyeron los recuerdos del padre escritor y la madre jefa de la casa.
La influencia de un escritor que disfrutó a estar rodeado de los famosos y que con la novela Cien Años de Soledad, la fama trascendió a la universalidad y a la inmortalidad del autor originario de Aracataca en Colombia.
Gabo, pidió a sus hijos destruir la novela inédita escrita varios años antes de su muerte, y que permaneció guardada, por fin sale a la luz como un homenaje a los diez años de su partida de esta tierra y seguir viviendo a un más en la mente y el recuerdo de los millones de lectores admiradores de su obra literaria en todo el mundo.
¿Pero cuáles fueron los sueños de joven de Gabo desde su tierra?
Primero, utilizar la universidad como recinto de diálogo y de profunda conversación sobre literatura con sus compañeros.
Formar un cerrado grupo de amigos impenetrable y cercano con Plinio Apuleyo y otros más, a quienes por la confianza les platicaba y pedía opinión sobre los temas de las novelas que escribía en cada momento.
En sus inicios en su afán por escribir lo llevó a la vida del periodista investigador que sabía esperar el momento de la nota de trascendencia como la muerte del Papa en aquellos tiempos.
Después, emigrar como todo un periodista errante y tener una visión del mundo más universal.
Cómo corresponsal en París, narraba sus momentos de escasez económica y de la incertidumbre por el futuro laboral.
Una amiga del entonces joven escritor decía de Gabriel, le gusta el cordero y los buenos vinos, y estar rodeado de famosos.
Para estudiar a fondo el realismo mágico vivió en Estados Unidos para conocer el trabajo del escritor William Faulkner, con el que se identificaba al igual que con el novelista mexicano, Juan Rulfo a quien admiró y quedó cautivado con Pedro Páramo y el Llano en Llamas, al grado de dejarse llevar y de influenciar en Cien Años de Soledad y otras tantas de su novelas por seguir el mismo estilo de la crónica de la narrativa.
Cómo lo dijeron sus hijos en la presentación de “Nos Vemos en Agosto” (Una historia de amor), Gabo creció desde el hogar de los abuelos en dónde en una casa rodeada de mujeres y el abuelo, se acostumbró a escuchar las crónicas de la abuela, mientras cosía su mortaja.
Los sueños y las premoniciones con un aderezo de superstición fueron parte de la influencia desde su infancia.
Su memoria fue creciendo con un gran cúmulo de historias de los abuelos y de sus tías, más las de los personajes del pueblo ante un niño, y luego un joven que sabía escuchar y dialogar como nadie.
En su vida de universitario en dónde estudiaba derecho, ocupaba además del tiempo de hablar de literatura con sus amigos, todas las tardes disfrutaba de ver una y otra vez las películas de la época.
El sueño de Gabo, fue el de ser cineasta, pero el destino le tenía preparada una sorpresa un poco más difícil en su vida, la de ser escritor.
Después, llegó a vivir a la ciudad de México, en los años sesentas en dónde escribió guiones de publicidad y también de cine.
Mercedes, su esposa, amiga y compañera como el más grande amor de toda su vida, viviendo ya en ciudad de México, le apoyó en forma estoica a que pudiera dedicarse a escribir su novela estrella Cien Años de Soledad, a lo que Jorge Luis Borges, dijo “con 50 hubieran sido suficientes” como admirador de la obra literaria cumbre del autor colombiano.
Gabriel García Márquez, hizo realidad todos sus sueños y rodeado de su familia y pocos amigos, desde el intenso trabajo diario en el hogar, fue su mayor fortaleza, para no contaminarse del mundo y poder escribir su vasta obra literaria de novelas, cuentos y autobiografías.
Fue director de Prensa Latina, y por lo mismo fue amigo y aliado de Fidel Castro, a quien visitó mucho en la Habana.
Cómo un autor solitario, mucho se habló del distanciamiento con el otro nobel escritor peruano, Mario Vargas Llosa, quién expresa respeto y reconocimiento por el escritor colombiano que fue su amigo.
En sus muchos años de vivir en México, vino de forma frecuente a la ciudad de Xalapa, sin ser aún famoso y la Universidad Veracruzana, le editó uno de sus primeros libros de Cuentos.
En aquél tiempo en la capital del estado de Veracruz, el licenciado Sergio Flores Armida, le conoció y hasta de forma sincera le espetó en una reunión de amigos por su forma insistente de fumar de Gabo, “oye tu fumas mucho”, le dijo con amabilidad.
Ante los Reyes de España en un Aniversario de la Real Academia de la Lengua Española, celebrada en Cartagena, Gabriel García Márquez, narró a detalle todas las vicisitudes que vivieron en el hogar familiar por varios meses en dónde ante un calefactor en una recamara encerrado para evitar el clima frío, escribía sus primeras páginas de Cien Años de Soledad, dando gracias a todo el apoyo y el crédito de la obra a su esposa Mercedes, por siempre.
Video Gabriel García Márquez, en aniversario de la Real Academia. Así las cosas.