Yair Ademar Domínguez/Punto y coma
Contra viento y marea la planta de refinación Olmeca, construida en Dos Bocas, Tabasco, ya es una realidad.
Venciendo obstáculos, escollos y el ADN de la corrupción, que no se puede eliminar por decreto, está refinería ya se ve casi al cien por ciento de su construcción.
Aunque, sin producir petrolíferos aún las gasolinas y el diesel, con lo que reducirán las costosas importaciones, pero la planta de Dos Bocas, ya fue inaugurada con bombo y platillo, porque se vencen resistencias, guerra mediática y a los que no creen en la Cuarta transformación de AMLO.
Construida sobre tierras pantanosas o no, pero la planta de refinación Olmeca, se espera que pronto entre en la fase de pruebas y superen los riesgos de una obra hecha a contra reloj.
Ahora, sólo falta el tren Maya, la tercer obra en importancia emblemas de la 4T junto al Aeropuerto Internacional Felipe Angeles y la planta de Refinación Olmeca, ya inaugurada a toda prisa.
En otros tiempos, Felipe Calderón, entonces presidente de México, con vanos intentos sólo se quedó en la barda perimetral que se había anunciado de una nueva planta de Refinación en Tula, Hidalgo.
Enrique Peña Nieto, se fue por la ruta corta y adquirió la planta Shell, y que el gobierno del presidente AMLO, compró como un reto de estar produciendo gasolinas en EU.
Tozudo, intrépido y osado el presidente AMLO, a pesar de todo vence resistencias, ondea su bandera de éxito y de cero corrupción, ahora sólo hay que esperar que la planta opere y las cuentas coincidan con los presupuestos programados, ante la erogación mayor que se dice por los expertos, rebasan en cifras inimaginables al gasto que se había considerado.
También, hay que esperar a los dictámenes de la Auditoría Superior de la Federación ASF, y que se demuestre que la obra anda en los parámetros normales de inflación a la economía, y a los precios inflados por algunos contratistas incomodos, cómo se ha dicho y señalado de forma mediática. Así las cosas.