Raúl López Gómez/Cosmovisión
Cuando falla la política, fallan los acuerdos, y esto es parte de lo que se percibe en todo el mundo, cuando con la llegada de la pandemia, muchos gobiernos han quedado al descubierto por un mal inesperado que agobia a todos en el orbe, pero que evidencia a los malos gobernantes que han fallado en un tiempo de crisis.
Los desencuentros, la polarización y los conflictos permanentes son parte de la vida diaria y de la vida misma, cuando no se ponen de acuerdo los políticos, pero también algunos no ceden a las perversidades de los grupos de poder que se radicalizan en contra, cuando los cambios políticos no se aceptan, no se respetan y hay resistencias de quienes no dan cuenta que un gobierno cambió y se les acabaron los privilegios.
En México, desde el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, por la presidencia con Morena el pasado histórico 1 de julio de 2018, se comenzó una nueva era para el país, pero desde el mismo día de la elección en que se declaró su victoria ante el hartazgo de millones de mexicanos pobres y clasemedieros, que le dieron un voto de confianza y respaldo, cuando el anterior partido en el poder cayó en la peor corrupción e impunidad en muchos años.
Poco a poco, el presidente AMLO, fue venciendo y rompiendo todos aquellos candados con las reformas constitucionales peñistas que fueron cambiadas con los acuerdos políticos, para evitar que las empresas trasnacionales se quedaran con casi todo el sector energético nacional.
y prácticamente, sin tanto problema se logró de hecho una nueva expropiación petrolera, que por múltiples circunstancias el propio gobierno federal, busca liberar a las empresas paraestatales de las fuertes ataduras que las predestinaba aún más al fracaso, después del imperdonable saqueo de los sexenios pasados que hasta acabaron con los ferrocarriles nacionales de México, y concedieron concesiones casi a perpetuidad para la explotación de los recursos naturales.
Claro que la tarea no ha sido fácil, y también para resarcir los males del pasado, el presidente AMLO, contribuyó con decisión a resolver los males del presente en que millones de mexicanos sucumbieron a los programas sociales y del campo, que ahora han sido reivindicados por el político tabasqueño.
Aunque aún hay más, se están dando todos los pasos necesarios para estabilizar a la economía, la educación, la salud y la seguridad en todo el país, y en donde en algunas entidades se vaciaron las arcas de forma descomunal y dejaron las clásicas deudas eternas, ahora todos los gobiernos de los partidos que se traten, asumen el poder con pocas posibilidades de operación política.
Entre los diversos rubros, el de la salud en los gobiernos pasados se convirtió en el negocio perfecto, en la gallina de los huevos de oro, en donde mediante la simulación, el engaño y los fraudes maquinados los gobiernos hicieron también los grandes negocios con la salud de la gente, y por lo mismo, retomar en el paso en el abasto de los medicamentos ha sido difícil, porque se hace con cautela al córtales las manos a los que operaban el jugoso negocio multimillonario.
Ya nadie recuerda los problemas de los robos de gasolina, las fallas en las aduanas, los problemas ocasionados por la migración permitida y tantos asuntos más que se han ido resolviendo y eliminando de una agenda que atrasa y afecta a la famosa Cuarta Transformación del presidente AMLO.
Pero en algo muy importante, ahora el pagar impuestos ya no queda a la discrecionalidad del gobierno de dispensar el cumplimiento a las obligaciones fiscales como antes se favoreció a las empresas de los poderosos, porque la ley es pareja, y aquí todos deben cumplir con rezagos y evasiones, porque de lo contrario les cae la voladora a muchos.
El ruido mediático, el manejo de la opinión pública y la desinformación han sido parte de los muchos problemas a los que se ha tenido que enfrentar un gobierno de izquierda que llegó por el respaldo del pueblo, y ahora los de antes son el cuchillo de palo, que sigue haciendo lo suyo para impedir que se logren los avances de un gobierno, que le ha tocado bailar con la más fea, pero ni gestos hace, cuando en la realidad, millones de mexicanos han comenzado primero a sentir un alivio de los abusos de poder de antes y ahora con los programas de bienestar y del campo, se ha comenzado una nueva revolución con amplia justicia social, que por lógica garantiza un sexenio más al partido de Morena y sus aliados.
La elevada conciencia democrática del presidente AMLO, también ha servido para respetar y garantizar los triunfos de la oposición en todo el país, en las pasadas elecciones, y aunque muchos siguen enfrascados en los conflictos post-electorales, no deben olvidar la postura del jefe de las instituciones nacionales, “de que el ganó, ganó”, y han sido muy pocos casos en donde el Trife les cambia el rumbo a quienes en la realidad violaron la ley.
Por cierto, en el estado de Veracruz, poco eco, han tenido aquellos que siguen rumiando las derrotas y no las aceptan, pero también no entienden al presidente como verdadero demócrata, y que no les va ayudar a inclinar la balanza para obligar a los triunfos electorales, cuando en la realidad en el 2024, están verdaderamente predestinados a conservar la gubernatura del estado, como la real joya de la corona.
Y como dicen los sabios conocedores de la experiencia con los viejos adagios que educan siempre, “para que las cortas verdes, sí maduras caen solitas”. dicho en la metáfora. Al tiempo. Así las cosas.