
Miguel Ángel Sánchez de Armas/Juego de ojos
La neurosis por la pandemia llega a al extremismo de muchos, que se han puesto nerviosos y otros hasta el principio de la locura.
La realidad de una pandemia inusitada en el planeta ha dejado ver, la profundidad de la maldad de algunos seres humanos, y quizás de otros su bondad.
En México, las defunciones superan los 250 mil muertos, cuando se habían pronosticado un promedio de sesenta mil.
Las causas son muchas, la falta de cordura de muchos que se negaron a usar el cubre-bocas, otros que se expresaron incrédulos ante el mal, y luego se dieron las consecuencias de los contagios en una ola imparable.
Aprender a vivir con el Covid-19, hay que entender que la pandemia llegará a su punto de extinción cuando se intensifique el programa de vacunación, pero también que la gente cumpla con las medidas sanitarias, y se deje se pensar, que se es inmune al contagio.
Muchos han sido parte de las estadísticas, cuando se han contagiado y superado el mal, otras familias han resentido la pérdida de un ser o de varios, y el efecto es más duro.
Pero, los expertos teólogos y conductistas, expertos en la mente humana, recomiendan que se debe entender que la pandemia es parte de lo que ha existido a lo largo de la historia del hombre en el planeta y que se debe aprender a superar un mal con la voluntad de todos.
Aquí, es importante mantener la cordura, no perder la calma y que las familias se mantengan unidas en torno a cuando se presente algún caso de contagio o de defunción.
La unidad en torno a un esfuerzo general a un enemigo común es parte de la estrategia para superar el mal.
Por lo pronto, hay que comenzar por superar con mucho carácter y voluntad la pesadilla de los otros efectos colaterales, como el de perder el empleo, perder un negocio o perder el nivel de vida a quienes muchos se habían acostumbrado a vivir en la abundancia.
La ironía de la pandemia es que ataca y afecta a todos por igual, por eso hay que hacer una causa común para erradicar el mal.
Pero también, es importante entre los seres humanos a aprender a ser piadosos y compasivos, entre unos y otros, porque con tanto nerviosismo, mucha gente se sale de sus cabales explota y se cometen excesos que son hasta peligrosos para la vida en común, y por lo mismo hay quienes aumentan su nivel de violencia, a lo que antes no eran o no hacían.
Los que menos tienen, los pobres y resilientes, se unen entre si y salen adelante, sin andar cargando culpas de haber perdido algo material.
La pandemia ha dejado un duro golpe a pobres y clasemedieros, cuando nadie hizo algo para calmar a los especuladores y hambreadores de siempre que subieron precios a sus productos y servicios, sin control.
Todo afecta a la economía familiar, y por eso es que se da un fenómeno social de efectos positivos, cuando las personas se acercan cada dos meses a cobrar la pensión del gobierno federal.
Ahora, entre los radicales y raros, se ha dado una expresión de negatividad para quienes se atreven a decir algo de este tema, que no se reconoce, pero como está ayudando a millones de mexicanos, cuando nadie pensó que iba a presentarse una letal pandemia, y que una ayuda generalizada a las personas de sesenta y cinco años o más, en la realidad ha servido de mucho,
Aunque es to nadie se descarta, la pensión del bienestar es universal, y lo difícil de entender es que hay quienes son ricos en extremos y ahí andan en la fila para cobrarla.
Muchos politizan una condición o una situación de ayuda del gobierno a la gente, pero en la realidad que bueno que se pensó en algo así, porque la gente ha dejado de sufrir menos a los efectos de toda una crisis generalizada.
Que, no decaiga el ánimo, y la solidaridad patente con todos los que han perdido algún familiar o se han perdido los ahorros de la vida para pagar los gastos médicos ante el infortunado contagio.
También, a muchos no les gusta que se les mencione a Dios, o se molestan ante una bendición de unos y otros, cuando algo real es que, con ese virus maligno, la gente ha optado por la fe, la oración y en la fortaleza del espíritu para salir adelante. No hay que amargarse por la necesidad de apoyar a las actuales y futuras generaciones. Así las cosas.