Ricardo Alemán/Itinerario político
Alcanzó la trascendencia y deja un legado periodístico insuperable de ejemplo, pundonor y profesionalismo, en más de tres décadas de ejercer su trabajo de foto-reportero como nadie, nunca más lo hará por su gran talento, compromiso social y de solidaridad con los de su gremio por su compañerismo y amistad de toda una vida.
Martín Lara Reyna, pasa a la inmortalidad de los grandes personajes del periodismo en el estado de Veracruz, en toda una época en donde escribió su propio libro en un manual autentico de ejemplar labor, como nunca antes vista en ninguna otra parte del orbe.
Acompañado siempre de su eterna compañera, su cámara fotográfica, para estar presente en la soledad a cumplir su amplia labor informativa de captar la foto de todas las noticias importantes en la región, que dejaron profunda huella en toda una población por varias generaciones.
En un tiempo se especializó en la fotografía de la nota roja, y Martín Lara Reyna, siempre sólo en su motocicleta al principio y ya después en su vehículo, era el único que llegaba a cubrir la nota de cualquier escenario informativo.
Se movía en el escenario como si levitara, y en el silencio con mucho respeto se acercaba al lugar de los hechos a captar la gráfica de lo que se tratara, para llevar después su foto a las primeras planas en donde la noticia principal, siempre era la imagen que decía todo, y que hablaba por sí, más que mil palabras.
En su profesionalismo de cumplir con su misión informativa y con un nivel de verdadero asombro, el colega Martín, acudía a cualquier hora del día a disparar con su cámara, a todo lo que se consideraba la noticia del momento.
Alcanzó el respeto de todos en un escenario noticioso, sabia moverse como pez en el agua, y caminando sigiloso con el ojo en la mirilla de la cámara, dirigía la lente a captar la fotografía que quedaría grabada para siempre en la noticia por muchos años en el afanoso público que le conoció por su profesionalismo a extremo.
Sus ropas de siempre con mucha comodidad, la gorra de beisbolista con la visera echada para atrás para dar facilidad a la mirada aguda en donde dirigir el disparo siempre.
Esa movilidad sigilosa, quizás le valió el cariñoso apodo de sus colegas del “Jaguar”, porque se movía sin hacer ruido, y hasta sin hablar a nadie, ante el nivel de concentración por hacer lo mejor posible su trabajo.
Su voz amigable, cálida y de decir poco, pero a veces hasta con una leve sonrisa para sus colegas, que le estimaron siempre, y le respetaron más por su trascendencia y legado, que va a perdurar por muchos años, al hacer su oficio y profesión un verdadero apostolado, que queda para la historia de las actuales y futuras generaciones del foto-periodismo en donde Martín Lara Reyna, nunca podrá de dejar ser considerado el mejor,
La solidaridad con su familia, sus compañeros, colegas y amistades, que saben que la ausencia duele, aunque el recuerdo perdurara por sus muchos años, de un ejercicio periodístico insuperable. QEPD. Así las cosas.