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CIUDAD DE MÉXICO., 3 de agosto de 2019.- La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) solicitó al Gobierno y a la Fiscalía General de Veracruz implementar medidas cautelares para salvaguardar la vida y seguridad de los familiares del periodista asesinado Jorge Celestino Ruiz, así como de los directivos y colaboradores de El Gráfico de Xalapa, e investigar los hechos agotando todas las líneas de investigación, entre ellas, desde luego, la relacionada con su actividad periodística.
En una semana especialmente violenta contra la prensa, este homicidio se suma al asesinato de Rogelio Barragán, director del portal de noticias Guerrero al Instante, quien fue localizado sin vida el martes en Zacatepec, Morelos; al atentado contra las instalaciones de El Monitor de Parral el miércoles, y al homicidio de Edgar Alberto Nava, director del portal de noticias La Verdad de Zihuatanejo, ultimado el pasado viernes en ese municipio costero de Guerrero.
Con el homicidio de Celestino Ruiz suman ya 152 los periodistas asesinados desde el año 2000, y 11 en lo que va de 2019.
Veracruz es la entidad con más homicidios de periodistas, con 23 casos registrados, seguido Guerrero, con 17, Oaxaca y Tamaulipas, con 16, y Chihuahua con 14, siendo estas cinco entidades donde ocurren más de la mitad de los crímenes contra periodistas.
Personal de la CNDH ya se encuentra en Veracruz a fin de realizar las primeras diligencias.
De acuerdo con la información en poder de la CNDH el pasado viernes a las 21:15 horas a las autoridades locales fueron alertada por una llamada realizada al teléfono de emergencias 911, a alerta refirió que en el municipio de Actopan, fue asesinado con disparos de arma de fuego el reportero Celestino Ruiz Vázquez, corresponsal de El Gráfico de Xalapa en esa región de Veracruz.
Este Organismo Nacional alerta nuevamente sobre la grave situación de violencia que aqueja al país, especialmente la que viven todos los días las y los comunicadores en distintas regiones del territorio, convirtiendo a México en uno de los países más peligrosos para el ejercer el periodismo en el mundo, y generando miedo, zonas de silencio y autocensura entre quienes ejercen esa relevante labor para el debate público, la información y el desarrollo democrático.