
Supervisa Nahle el Hospital General de Papantla y anuncia mejoras
COATZACOALCOS, Ver., 2 de septiembre de 2020.- Los cuatro pescadores de Coatzacoalcos que quedaron a la deriva en altamar luego de que se les descompuso el motor de la lancha Ximena, relataron cómo vivieron 24 horas sin agua, comida y la incertidumbre de saber si serían rescatados.
Roberto, Marbella, Julio y Roberto Carlos, recordaron que eran las seis de la tarde cuando iban a dejar redes en el río Coatzacoalcos, al momento que regresaban a sus hogares, el motor de la embarcación se descompuso y la surada los arrastró mar adentro.
Se quedaron desconcertados, pero con la esperanza de que alguien lo iba a ir a buscar, al caer la noche, el temor los comenzó a embargar pues con el moviendo de las olas la lancha cada vez se alejaba. Solo anhelaban que se hiciera de día porque había más posibilidades de ser localizados.
Finalmente amaneció, pero solo veían agua a su alrededor, sin embargo siguieron guardando la calma y se estuvieron mojando el cuerpo y así fue como sobrellevaron el fuerte oleaje, los intensos rayos del sol y la sed.
Incluso se reían de la situación para que el pánico no les hiciera una mala jugada.
Las horas pasaron hasta que vieron unas lanchas y aunque les hicieron señas nadie los vio, temían que la oscuridad regresara, entre ellos había un menor de 15 años que era el que más preocupaba, sin embargo fue el que les daba ánimos.
A la par de su angustia, estaba la de sus familiares quienes pidieron el apoyo de la Secretaría de Marina para poder localizarlos, su llamado fue escuchado y de inmediato salieron las embarcaciones y helicópteros sobrevolaron las aguas del Golfo de México.
Finalmente los localizaron en los límites de Veracruz y Tabasco a 40 millas.
El sonido del helicóptero le regresó la esperanza a los pescadores y al observar la embarcación de la Marina dicen que “el alma les regresó al cuerpo”.
Llegaron a tierra firme donde los esperaban sus seres queridos, recibieron atención médica y por fortuna todos estaban sanos, después de beber agua se retiraron a sus casas, donde algunos comieron taquitos para recuperar fuerzas.
En 40 años dedicándose a la pesca, para don Roberto es la primera vez que vive una situación de tal magnitud y asegura que le servirá como enseñanza, pues al pensar que solo tardarían diez minutos en ir a dejar las redes, no llevaron agua y tampoco equipos de comunicación.