Raúl López Gómez/Cosmovisión
¡¡¡PEÑITALANDIA!!!
En este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.
Con esta rima de palabras el poeta español Ramón de Campoamor, sintetiza que todo es subjetivo, arbitrario y que cada persona ve las cosas de “acuerdo a cómo le va en la feria”.
Por eso, hay distintas formas de ver a México.
Cada estrato social tiene su propia opinión sobre la situación política, económica y social de nuestro país.
Cada partido político observa la misma escena, pero desde una diferente perspectiva.
Enrique Peña Nieto describió en su V Informe de Gobierno un México transformado gracias a las reformas estructurales, pues según él, llegaron al fondo de los problemas.
Un país donde hay empleo para todos, que ha disminuido el número de pobres y tiene asistencia social a lo largo y ancho del territorio.
Ve a los mexicanos desde su cristal color de rosa de la Casa Blanca.
Un mundo maravilloso que podría denominarse… “Peñitalandia”.
En efecto, se han creado empleos, pero no los suficientes como para aplaudirle y ponernos de pie orgullosos de que todo marcha a pedir de boca.
En México hay más de 50 millones de pobres sobreviviendo desnutridos en la desgracia.
Y mejor ni hablar de las reformas estructurales pues cada corriente política las ve de distinta manera.
En el PAN, donde se rasgan las vestiduras vociferando que ejercen la democracia, son canallas y traidores aquellos que no comulgan con la dirigencia caprichosa del “Club de Toby”.
Tanto criticaron a López Obrador que terminaron por imitarlo.
Los priistas encumbrados insisten que hay piso parejo para los aspirantes presidenciales, pero sus colegas observan auténticos socavones y muros por todas partes.
En MORENA, donde El Peje asegura no robar, no mentir, no traicionar y hacer todo con transparencia, ejerce su peculiar autoritarismo y ni quien le haga una mueca de enfado, excepto Ricardo Monreal, que está encabronado por el “dedazo mágico” de su todavía jefe que lo engañó con una encuesta patito.
Impuso a Claudia Sheinbaum y aplicó rudeza innecesaria contra Ricardo Monreal, quien tiene un pie en el estribo del Frente Amplio Democrático.
Lo que para todos fue un severo dedazo, para los morenistas de corazón fue democracia pura.
Por eso, todo es según el color del cristal con que se mira.
Lo mismo sucede en el PRI donde las encuestas lo ubican en un tercer lugar de las preferencias, pero los tricolores se sienten fortachones para luchar por la Presidencia.
Y hacen, literalmente, circo, maroma y teatro para aparentar una transformación distante a la realidad.
Preparan en el fondo una elección de Estado.
El PRD aprobó construir el Frente Amplio Democrático y minimiza la salida de conspicuos militantes hacia MORENA; tiene la urgencia de una alianza nacional con el blanquiazul para salvar la nómina partidista.
El Sol Azteca es un cascarón con pies de barro que hace tiempo dejó de ser el fiel de la balanza.
Y este panorama repercute a nivel estatal.
En Veracruz, el gobierno del Cambio puntualiza que todo va viento en popa, mientras los ciudadanos sufren el flagelo de la violencia desbordada.
Para la administración estatal es sólo un ajuste de cuentas entre malosos, donde los buenos están a salvo, claro con “daños colaterales” que son innumerables a lo largo y ancho de la entidad.
Para que la cuña apriete debe ser del mismo palo.
Por eso Héctor Yunes se lanzó contra el gobierno de Miguel Ángel. Lo más suavecito que expresó el bragado político es que “resultó una estafa y que es cuadripléjico, sordo, mudo y ciego”.
Pero como todo es color de rosa aún en la crisis, los panistas empoderados se aprestan a heredarse la gubernatura al más puro estilo “democrático”.
En el PRI, se afirma que un Yunes (oootra vez) será el candidato, pero urge que sanen las heridas abiertas que persisten a consecuencia del coletazo del duartismo que descuartizó a su propio instituto político.
En MORENA, igual como sucedió en CDMX, se espera el dedazo divino de López Obrador para imponer a Cuitláhuac García, y en una de esas hasta Ricardo Ahued podría ser tocado por el apéndice articulado de su líder.
El PRD es un “huachicolero” del PAN; no tiene otra opción.
Y, por tanto, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira.
Los políticos pertenecen a un mundo traidor que han creado el desencanto de una sociedad ávida de certidumbre por la corrupción e impunidad que reina en todo el país.
El Pritanic y El Peje (aunque aventaje), pueden naufragar en 2018.
Cuestión de enfoques.