Gabriel García-Márquez/Sentido común
DE TIRAR LA TOALLA Y OTROS ARRANQUES: LAS DURAS PRUEBAS DEL COVITOSO 2020
** Imposible no consignar lo duro, lo realmente difícil que ha sido para casi la mayoría de nosotros, nuestras familias, amigos y conocidos, afrontar este año terrible plagado de muertes y enfermedad.
** Casi todos estimados Lectores, hemos sufrido pérdidas afectivas, familiares y materiales-laborales, y por supuesto cada quien las vive en su dimensión y nunca nuestra experiencia será comparable a la que vive el otro, así sea viva junto a uno o esté ligado por lazos extraordinarios: las tragedias son siempre, personales.
** Creo se imponía comentar esto por aquí queridos lectores y lectoras, porque no se puede pretender que todo lo que nos ha pasado desde marzo que se declaró la pandemia del coronavirus a nivel mundial, sucede “allá afuera”, lejos de nuestra zona individual y nuestro entorno familiar y afectivo: no es así.
** ¿A cuántos de nuestros familiares, amigos y conocidos en las últimas semanas hemos escuchado repetir la frase común de “tirar la toalla”? A muchos seguramente: esa frase que resume de manera literal “aventar” al piso los últimos restos de la voluntad de continuar el día a día. ¿Qué hacer al oírla? Escuchar estimados: pero no sólo con las orejas, sino con el corazón: la persona que externa que está “a punto de tirar la toalla”, está exhausta y desesperada; a poco de entrar a una crisis mayor que afectará su Salud física y mental.
RED DE PROTECCIÓN AFECTIVA…
** La cuarentena nos encerró no sólo materialmente: también un mucho de nosotros se encerró como molusco terrestre al golpe de las malas noticias, el devenir del país que no es lo que muchos pensábamos, las malas noticias y el manejo y conducción de México en esta crisis de salud: los tumbos de la economía y una administración que prometió mucho y dejó las grandes expectativas de progreso, deshechas a dos años.
** En este Contexto es muy difícil sustraerse para armarse un “colchón” de optimismo: reducidas las expectativas de crecimiento financiero personal y social, la mayoría de los mexicanos vivimos en la incertidumbre política y social.
** Muchos vemos los acontecimientos precipitados con la pandemia como una consecuencia lógica de más desastre: la falta de ayuda oportuna a Tabasco en esta etapa de inundaciones, la inacción de la Protección Civil, una Cultura que se había construido en México a contracorriente de partidos y sexenios, y el golpe que supone en la Percepción de la gente el que Senado y Cámara de diputados de mayoría MORENA, instalen “centros de acopio” cuando ellos mismos acaban de disolver el Fideicomiso del FONDEN; y la creciente y desmedida Violencia que arremete contra Niños y Mujeres, no hace sino agravar más la desesperación individual de millones de mexicanos.
** Es aquí cuando requerimos echar mano de nuestra Solidaridad individual que tantas otras veces nos ha salvado en desastres vividos: sólo haciendo el esfuerzo extra de ayudar a quien lo necesite más que nosotros en un momento, nos va a permitir ir remontando nuestro propia angustia personal: es una “red” de protección que tendemos alrededor nuestro y que nos sirve también a nosotros.
** ¿Cómo desplegarla? A lo largo de semanas hemos experimentado rápidamente situaciones que los màs jóvenes de casa habían acaso experimentado en sus juegos apocalípticos: y mucho de ello por cierto les ha ayudado a sobrellevar con humor los días màs pesados de este año: procuremos vincularnos màs con ellos y sus preocupaciones. Escucharlos sin pretender dictarles clases o reconvenirlos de nada. Hay que recordar que una de las angustias mayores de estos días es no saber, precisamente, què va a pasar con exactitud: nadie lo sabe.
** Nuestra red afectiva està ya acaso funcionando de manera intuitiva desde hace semanas y qué bueno: es momento de mejorarla, de acrecentarla, de albergar a màs que hemos dejado en el camino y es normal, preocupados por ese “sálvese el que pueda” que se dejó sentir hace un par de meses, cuando veìamos los tumbos declarativos del Presidente, los gobernadores, los alcaldes.
** Esa red de protección nos servirá también a nosotros: la ampliamos y fortalecemos cuando nos organizamos para iniciar la semana llamando a los amigos, familiares y conocidos. Llamadas de “cortesía” que significarán sin embargo, mucho: para iniciar la semana sabiendo del otro, de sus preocupaciones. Y procurar terminar la semana de la misma forma: sabiendo del otro, aunque sea a distancia. A veces las personas no quieren que les resuelvan los problemas del cotidiano: necesitan ser simplemente escuchados.
** Cuando escuchamos al otro, nuestros problemas disminuyen en intensidad o dimensión: y la otra persona los reduce a su real tamaño. Conversando con los demás nos volvemos a humanizar, a acercarnos a la ansiada normalidad perdida: salvadas las sanas distancias, cuidados básicos de cubrebocas e higiene rigurosa, nos acercamos con piedad y con humildad a los problemas del otro y los nuestros no desaparecen, pero se mitigan.
** Es como “recoger” la toalla de la otra persona y volvérsela a poner en el hombro y decirle: vamos guerrera, campeón: tú puedes. Esto un día acabará. Ya viene la vacuna. Al rato nos estaremos riendo de todo esto. Hoy nos toca estar tranquilos, serenos, confiados en Dios y en la vida, fue una prueba muy dura, diremos.
** ¿Qué Palabras usar para quienes han sufrido pérdidas irreparables? Las que ustedes Lectores, Lectoras, desearían escuchar también en estos momentos. O simplemente pedir el silencio. Se vale. Comprender que vivimos días extraños. Que hasta “el ambiente” como me decía un amigo, es agobiante: uno “pesado”, mortuorio, de presagios tristes. Cuando lo sientan así queridos, es mejor volcarnos a nuestro Santuario íntimo, y elevar nuestras oraciones, y buscar decididamente nuestra paz y la de quienes nos rodean. Les abrazo desde aquí.
** Pacífico martes a todos.
DEL DICCIONARIO A LA DIABLA…
PRUEBAS.-Las que no avisan en la Vida: y generalmente son de vida o muerte.
APROBADOS.-Quienes sin proponerlo, superan obstáculos.
REPROBADOS.-Todos los que, en esta pandemia, pudiendo ayudar, no lo hicieron.