Luz María Rivera/Desde el puerto mítico

EN LOS TIEMPOS DEL COVID-19: LAS CALLES JAROCHAS, VACÍAS, INUSUALMENTE SILENCIOSAS POR LAS MAÑANAS…

** El silencio se ha impuesto en las últimas dos semanas en el puerto más bullicioso del país, y se ha paulatinamente transformado, casi imperceptiblemente, ante nuestros ojos pero los oídos han tardado en comprender: se ha acallado nuestra mítica ciudad marina…

** No se escucha el estruendo de la “salsa”, ni siquiera el sonsonete de la martirizante “banda” y menos, la del “perreo” invitador: porque desde las casas y a la cuarentena, le ha seguido, inexplicablemente, el silencio; y a éste se une el que sale de restaurantes, bares, y pequeños negocios de comidas, porque ya han cerrado y sí: el silencio hace ruido. Uno extraño por poco conocido…

** Los negocios que quedan abiertos, han bajado el volumen de sus radios y aparatos de televisión: algo realmente inusual en nuestra ciudad portuaria. Eso es lo raro, lo que no alcanzábamos a comprender por estos días en que empezó la emergencia, aunque aún no la quieren decir así los Gobiernos Federal y estatales, de la pandemia Coronavirus. Y la gente lo ha percibido y es tanta la información falsa que circula por los celulares, que es difícil para miles, reconocer cuál es la verdadera y útil, para los días por venir…

EL CIERRE DE NEGOCIOS IMPACTA EL ÁNIMO DEL JAROCHO, ACOSTUMBRADO A ANDAR EN LA CALLE TODO EL SANTO DÍA Y LA BENDITA NOCHE…

** Se acaba esta semana inglesa-jarocha para miles, con la noticia de que cerró Slim sus tiendas en Veracruz…

**La gente todavía ayer se quedaba parada frente al negocio del trío de búhos en Independencia y volteaba para todos lados tratando de encontrar una explicación porque no entendía el letrero: “En solidaridad con la situación que está viviendo nuestro país, a partir del 1 de abril 2020 se cierra la Unidad, quedando abierto únicamente, el departamento de pastelería, brindando el servicio de comida para llevar. Hasta nuevo aviso…”

** ¿”Cómo, y dónde encuentro refill de café aunque no sea tan bueno…”?

** Los clientes se quedan parados sobre la avenida, mueven la cabeza al ver dos bancas de madera atravesadas en el corredor de piso de mármol…

** En la tienda del mismo consorcio, sólo dejan entrar a clientes que van a pagar tarjetas, a servicios de la pequeña sucursal bancaria o a la farmacia o a comprar comida.

** Cerrado también el acceso a la tienda telefónica, y todos se agolpan por el otro lado de la avenida sorteando traperos de miradas desesperadas y vendedores de lentes…

**  Ya ni el volovanero de la esquina de Independencia y Juárez, está. Uy, eso sí es preocupante. “Señor, ¿no sabe si se puso el señor de los volos o ya acabó…?” Son las 9.30 de la mañana y pocas Almas deambulan para sorpresa de muchos; aunque el Banamex puso tiras rojas en la acera para indicar “Susana Distancia”, muy pocos hacen caso, aquí en México es común ese encimarse unos en otros: mirar por encima del hombro del prójimo y no reparar en la invasión a la privacidad…

** Son los más…

** Los menos, embozados en el cubrebocas salvador (¡Dios!, quién nos iba a decir que la moda de Corea del sur, de las chicas que los usan diario junto a la gorra “beisbolera” pero por otras razones aquí poco comprendidas –usan tanto maquillaje diario, que cuando no pueden maquillarse es signo de descortesía para los demás mostrarse-; y por eso se cubren medio rostro, usan gafas oscuras y gorras o sombreros; y tal costumbre, aunque ahora por Salud, nos iba a caer de maravilla a muchos por Veracruz y medio México: porque nos sentimos inexplicablemente a salvo, y no precisamente del virus letal que ronda por el mundo…), nos sentimos eso: a buen resguardo cubiertos de media cara como forajidos de las películas del medio oeste gringo; y felices de que la gente se tenga que quedar a metro y medio de ti…

EL VIRUS HA CONTAGIADO A 1 MILLÓN DE PERSONAS EN EL MUNDO, Y MATADO A MILES EN ESPAÑA, ITALIA Y FRANCIA. AQUÍ EN MÉXICO VAN 1 MIL 510 INFECTADOS, Y 50 MUERTOS…

** Ah sí Lectores: hay muchos jarochos todavía que no quieren ver la pandemia como algo real. Se niegan. Mueven la cabeza cuando ven a los más miedosos que ya traemos tapabocas y realizamos, a velocidad de vendaval, las actividades vitales: comprar víveres y pagar servicios. Y en sus miradas están las ganas de negar, como el señor chilango que ya se ha hecho viral, entrevistado por la U, que afirma tener 73 años y estar sano y decir que todos somos ignorantes: no hay tal virus y nadie se infectará. La petición en las redes es que si enferma, no lo atiendan en ningún hospital. Ya saben ustedes cómo se las gastan en las redes…

¿Y QUÉ ES LA CASA PARA MILES? POCOS TIENEN UN HOGAR…

** La tragedia silenciosa, como las calles porteñas por estos días, es eso: muchos tienen casas, pero no tienen hogares, y la sola idea de pasar una cuarentena en un espacio insoportable desalienta o, peor: pone agresivos a más de uno…

** ¿Por qué?, he preguntado. Muchos no se llevan con la mujer. O la señora ya no le habla, desde hace años, al hombre…

** Oh, bendito: de las cosas que una se entera por andar preguntando. Cosas increíbles: el hombre duerme en la planta baja, y la mujer se atrinchera en la alta. Comparten, a regañadientes, las áreas comunes: baños, cocina, sala. Patio cuando lo hay. Los hijos, cuando quedan todavía, se encogen de hombros y resoplan: ¿no sabías? Por eso buscan ellos formas de no llegar a esas casas: porque hogares no tienen…

** “Hogar dulce hogar” es el “home sweet home” de las caricaturas norteamericanas de los 70 que muchos disfrutamos en las tvs primero en blanco y negro, y luego en espectaculares colores: y ese mensaje del hogar como un refugio dulce, sí era una dichosa realidad para millones en esos años mexicanos ciertamente más modestos, hasta marginales,  y muchos “burgueses”, pero decididamente más felices: hogares de horarios, reglas, disciplinas, papás y mamás presentes: amorosos, afectuosos y más buenos que los panes de trigo…

** Ojalá que ahora, aunque sea por Salud, ese “quédese en su casa” sea la oportunidad para miles de reconstruir, si acaso lo tuvieron y lo perdieron, y ya ni se acuerdan cómo y por qué, un hogar: hacer de la casa ese refugio donde no hay gritos, ni malos modos, ni miradas airadas, ni donde salta el “no” para todo y para todos. Es nuestro deseo más sincero, queridos Lectores…

** No hay nada como un hogar: al que uno llega como a un puerto seguro. Un refugio, un búnker, de las acechanzas y tempestades de afuera. Después de que pase la emergencia del Coronavirus, tendremos que conversar más sobre esto…  

** A los que tienen hogares: qué les digo, ya saben de lo que hablo…

QUERIDOS TODOS: CUÍDEMONOS. QUEDÉMONOS EN CASA. CONSTRUYAMOS HOGAR. SALGAMOS A LO ESENCIAL Y PROCUREMOS NO OCUPAR HORAS. YA POR FIN EL GOBERNADOR CUITLÁHUAC EXHORTA A NO IR A LAS PLAYAS. EL PLAN DE SEMANA SANTA DIJO, SE CONVERTIRÁ EN UNO DE VIGILANCIA PLAYERA. LA EMERGENCIA SANITARIA LO AMERITA. QUÉ BUENO. NOS LEEMOS POR AQUÍ EL PRÓXIMO LUNES, POR GRACIA DE DIOS…