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Realizan ceremonia tradicional del corte y arrastre del palo volador
XALAPA, Ver., 16 de octubre de 2016.- Las mujeres rurales son clave para conseguir los cambios económicos, ambientales y sociales necesarios para el desarrollo sostenible, pero su acceso limitado al crédito, la asistencia sanitaria y la educación se encuentra entre los muchos retos a los que se enfrentan, sobre todo para la mujer rural en Veracruz y en el país en general.
En el marco del Día Internacional de la Mujer Rural, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) esta población generalmente vive en extrema pobreza y aquellos productos de los que puede echar mano para subsistir, son los mismos con los cuales tienen que alimentarse día a día, y aunque son menos dañinos que los que se encuentran en los supermercados el costo es muy bajo y en ocasiones las ganancias son mínimas.
La investigadora y cocinera Raquel Torres Cerdán señala que es abismal la diferencia que hay entre la mujer rural y la mujer de ciudad, y que no hay para cuando pueda resolverse, ya que los gobiernos no han atendido el campo, ni han procurado justicia social, y las señoras siguen vendiendo sus productos, de los cuales sacan lo mínimo.
Mientras no haya esta impartición de justicia y un mejor manejo en el sector agrícola, esto va seguir sucediendo, agrega.
Dice que el trato que se les da no es justo primero porque aún bajo esta circunstancias hay un maltrato por parte de la autoridad, pues a cada una en cierto momento las espantan o corren de la vía pública, donde regularmente se sientan a comerciar sus productos.
«Sí he visto que las han quitando, ni siquiera estorban y de lo que se trata es que ellos generen un ingreso, que es mínimo y solamente les alcanza para subsistir y no da para más».
Si bien reconoce que la mujer rural es en prescindible en el desarrollo de una comunidad, no deja de lado a los hombres, no obstante, en este momento, en donde muchas de las poblaciones rurales de las regiones hay una ausencia masculina porque salen de las comunidades a trabajar para llevar el ingreso para mantener la familia, la mujer juega un papel fundamental.
«Entonces son ellas las que se hacen cargo de los hijos, de mantener el cultivo en la tierra o en la parcela, además de la educación, la comida y siempre acompañadas con otras mujeres, en las comunidades y como su nombre lo dice, las mujeres só forman comunidad, no son trabajos independientes, no hay un individualismo».
Lo anterior, refiere, es más notable en las comodidades rurales, las mujeres siempre salen acompañadas de otras mujeres, atiende en la crianza de los pequeños, siempre haciendo una actividad para complementar lo que el hombre pueda llevar.
«Ella siempre va hacer una parte fundamental en el sostenimiento de la familia y de una comunidad».
Reconoce que en algunos casos no son muy justos con los hombres, al tiempo que dijo conocer parejas que según la región empiezan sus labores a las dos o tres de la mañana porque el calor a mediodía es insoportable, entonces traen el producto que las mujeres llegan a vender a los mercados o a las calles, o bien cocinar para llevarlo a vender.
“Ahí existe todavía una división del trabajo tradicional, que ciertamente tampoco es tan notable pero subsiste, ellos hacen el trabajo pesado de acarreo y las mujeres hacen lo que traen a vender”.
Se trabaja mucho, pero se gana algo
En un sondeo realizado en esta capital, la mayoría de las mujeres vendedoras de legumbres, tortillas, artesanías y en algunos casos carnes, coinciden que las ganancias son muy pocas para el tiempo que le inviertes, no obstante reconocen que estos pocos ingresos no lo tendría en su comunidad pues la situación financiera no permite pagar un precio más elevado por ellos.
Dominga Herrera asegura que en un día de buena venta llegar a ganar hasta 400 pesos, esto depende de que no llueva, el día de la semana, que las grandes verdulerías no tengan lo que ella llega y sobre todo que los inspectores no les quiten su mercancía.
«Yo me levanto a las cinco de la mañana para hacer tortillas y gorditas, son 10 por cada bolsa y las vendo en 20 y 15 pesos, también vendo nopales, a veces erizos, quelites y alguna otra fruta o verdura que se dé allá, cuenta por su parte la señora Macarena.
A veces no se repone ni siquiera lo que se ocupa para darle de comer a los animales así lo asegura Xochilt Segundo, ella vende chiles rellenos capeados de 15 pesos cada uno, huevos de rancho, pollo, empanadas y alguna verdura que se ve en su zona.
«A lo que más miedo le tengo cuando vengo a Xalapa que son los inspectores a otra muchacha que es de Úrsulo Galván de donde yo vengo, ya le quitaron su mercancía una vez y apenas y se quedó con dinero para poder regresar a la casa, por eso casi no me meto al centro voy en las calles tocando en las casas para que compren», dice Ofelia Marcos.
Finalmente Raquel Torres señaló que hay que ser precavidos de cuáles son los ingredientes de la zona, de dónde vienen a vender, porque se han visto que muchos de estos productos son los que compran en la Central de Abastos y los venden aquí como si fueran de su cultivo.