Jorge Robledo/Descomplicado
Más poder a las Fuerzas Armadas.
Ya les dieron la seguridad pública nacional.
Les encargaron la vigilancia de los puertos del país y la vigilancia aduanal, los primeros a Marina y los segundos a la Defensa Nacional.
Asimismo, los comisionaron para construir el aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya, las sucursales del Banco del Bienestar y gran parte de la infraestructura.
Pero les viene una nueva encomienda.
Tendrán a su cargo la supervisión de las comandancias de los aeropuertos del país, forma eufemística de poner bajo su tutela a las autoridades civiles.
Estarán por encima, por ejemplo, de la SCT de Jorge Arganis y de un organismo tradicionalmente civil, la Agencia Federal de Aeronáutica Civil (AFAC).
EL NARCO COMO RAZÓN
De hecho ya se dio el primer paso.
Fue la designación de Carlos Antonio Rodríguez Munguía como titular de la AFAC, antes conocida como Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).
Al menos no es improvisado: tiene conocimiento del sector, pues es piloto aviador, y miembro de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM).
Desde el poder se encuentran razones para dar este nuevo paso de militarización: la seguridad interior, cada vez más expuesta.
Se revisan, por ejemplo, las constantes operaciones de aviones privados: salen de una terminal oficial, viajan a un pueblo desconocido y luego cambian de itinerario… si no aparecen destruidos en algún lugar.
Más claro: se trataría de combatir el narcotráfico y el uso de aeronaves para trasladar droga, mercancía prohibida y hasta migrantes.
Nadie, ni el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) ni otros cuerpos de seguridad, encuentran explicación a esta permisividad de autoridades aeroportuarias para esos traslados.
Pero el CNI de Audomaro Martínez, en quien muchos ven el supra poder castrense sexenal, opina en la elaboración de las reformas de ley.
Reformas con posibilidad de alcanzar a la Constitución, lo cual calificará Julio Scherer Ibarra, director jurídico de la Presidencia.
Tal vez sea necesario para no contravenir normas internacionales, pues los ejércitos no pueden intervenir en el espacio aéreo -Corea del Norte es caso aparte- según el Convenio de Chicago.
DE OBISPO A DIPUTADO
1.- Fue famoso por su habilidad para hacer negocios.
Lo suficientemente hábil para ser socio, ayeres ha, del magnate Carlos Slim.
Sin retirarse del todo fue seminarista y sacerdote hasta llegar a obispo titular de Ecatepec.
Hoy el siempre afable y sonriente Onésimo Cepeda va por otro objetivo: diputado federal al amparo de Fuerza por México de Pedro Haces, un senador suplente de mala fama.
2.- Otro que será diputado es el empresario Humberto Obet Montiel, quien fundó y es dirigente de la Fundación Nacional de Autismo.
Participará en Quintana Roo y también impulsado por Fuerza por México.
3.- Emociona, sin eufemismo, ver a Oaxaca en el primer lugar en recuperación económica durante la pandemia.
Sin duda un logro de Alejandro Murat.
Atrás vienen Sinaloa de Quirino Ordaz y Baja California de Jaime Bonilla.
Y 4.- en Sonora, donde gobierna Clauda Pavlovich, hay otra medición: tiene un crecimiento de 17 por ciento en contratación.
Creación de empleos, pues.