
Pablo Jair Ortega/Columna sin nombre
LOS ORGANISMOS DE FISCALIZACIÓN; ENTRE CONTINUACIÓN Y EXTINCIÓN
No hay duda de que existe una fuerte corriente de pensamiento y empuje en algún sector oficial queriendo desaparecer a organismos autónomos de naturaleza constitucional.
El adelgazamiento del INE, la extinción del INAI —en el caso estatal, el IVAI— y el apretar a casi todos esos entes públicos podría acariciar la posibilidad de que suceda algo similar con la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y sus similares en los estados, como lo es el ORFIS en Veracruz.
Y para evaluar una medida de ese tipo, hay que recordar las razones por las que se creó, y ese contexto nos remonta al penúltimo informe del presidente Ernesto Zedillo, donde anunció la creación de la ASF, buscando dar credibilidad internacional a México y atemperar los vicios que dieron lugar a la alternancia, pensando en un espectro político de dos o tres partidos.
Ahora bien, restaurado el presidencialismo con un partido fuerte —régimen casi unipartidista—, el proyecto de nación es distinto y habría que ver, en el largo plazo, qué ganaría o podría ganar el país. La tendencia mundial en los últimos 50 años es que haya órganos técnicos fiscalizadores en los países y en su estructura interna de gobiernos. Incluso hay una organización internacional: la INTOSAI, que es la Organización Internacional de Entidades Fiscalizadoras Superiores.
INTOSAI, cabe decir, es una organización no gubernamental que agrupa a instituciones de auditoría del sector público de todo el mundo, y su universo objetivo de manera principal es promover el intercambio de conocimientos y experiencias entre estas entidades públicas, fomentando la independencia, eficiencia y profesionalismo de la auditoría pública en favor de la transparencia para la rendición de cuentas.
Y en ese sentido, el ente mundial busca por todas las vías posibles fortalecer la capacidad de los organismos fiscalizadores superiores, asegurando que cumplan eficazmente con su función de control externo del sector público.
DE SOBREMESA
La rendición de cuentas, al igual que el café bien servido, debe ser clara, directa y sin artificios, pues las revisiones y auditorías, aún siendo técnicas, reflejan el cumplimiento de metas y objetivos del sector gobierno.
En este año 2025, y en el primer cuarto de siglo de la historia de existencia del ORFIS, los informes son claves para el mejor desempeño gubernamental y de los servidores públicos, y esto muestra que sus funciones son de gran utilidad para la transparencia y rendición de cuentas claras.
UN CAFÉ LECHERO LIGHT
La idea o intencionalidad de desaparecer entes fiscalizadores solo avanzaría si las fuerzas de los congresos federal y estatales, así como la voluntad de las titulares del Poder Ejecutivo de la República y en las entidades federativas, lo abonan a favor.
Y no creo que la presidenta Sheinbaum y la gobernadora Nahle busquen romper procesos de control y transparencia del gasto público, dado que podrían entonces dejar de seguir luchando contra la corrupción para abatirla y erradicarla por completo.
UN CAFÉ CON PILONCILLO
Teniendo como premisa que la fiscalización es un mecanismo para asegurar que los recursos públicos se utilicen de acuerdo con la ley y para los fines establecidos, todos los entes fiscalizadores, como las auditorías superiores y las contralorías, son los encargados de llevar a cabo esta función. Su labor es fundamental para prevenir y detectar irregularidades en la gestión pública, así como para promover la eficiencia y eficacia en el uso de los recursos.
UN CAFÉ EN OLLA DE BARRO
Y por cierto, la desaparición del IVAI (Instituto Veracruzano de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales) se mudó, en términos de funciones, a la Contraloría General del Estado (CGE) y, a través de sus órganos internos de control, así como de los poderes Legislativo y Judicial y otros sujetos obligados, ya habrán de estar informando próximamente cómo habrá quedado reconfirmado y reagrupadas las actividades de lo que fue el IVAI.
UN CAFÉ CON PIQUETE
Al mediodía del lunes de esta semana, el Dr. Valentín Herrera, secretario de Salud, estuvo en una reunión en el Palacio Legislativo y, para envidia del futbolista argentino Lionel Messi, aplicó un movimiento entre jardinería y pasto, detrás de las oficinas de los legisladores, para subir a su flamante camioneta y escapar de cualquier posible entrevista sin exponerse.
El cardiólogo todavía se despojó de su saco para subir cómodamente a la parte trasera de la unidad color negro, antes de driblar a quien se cruzará en su trayecto.
¡ES CUANTO!