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¿DEROGAR EL FUERO MILITAR?
Dentro de la Iniciativa de Ley, que está en nuestro poder, para “democratizar a las fuerzas armadas”, se incluye la derogación del Fuero Militar.
Se anticipa que será la senadora Olga Sánchez Cordero quien la presente, ante el pleno del Congreso, en las próximas semanas.
Al respecto, el general de división Roberto Badillo Martínez, en retiro, quien fue diputado federal, afirma, textual: “Las Fuerzas Armadas no pueden ser democráticas. No son un sindicato o una organización social. Solo personas que no conocen la estructura de las Fuerzas Armadas pueden pensar y externar esto”.
Es una de las primeras reacciones al darse a conocer el texto de la Iniciativa de Ley, por el portal de Internet EstadoMayor.mx, especializado en temas militares, en primicia firmada por el periodista Jorge Medellín.
Otras reacciones militares serán todavía más virulentas.
Derogar el Fuero Militar tiene dos componentes aparentemente contradictorios, al menos en su lectura interna. Por una parte, afecta el poder del mando del titular de la Sedena en turno, que en los hechos ordena a los jueces militares sus decisiones. Es decir, los acusados por el derecho militar son prácticamente sentenciados antes de presentarse ante el juez. Su defensa es casi imposible.
De tal forma que, aparentemente, derogar este Fuero vendría a beneficiar a los militares injustamente acusados.
Sin embargo, esta es la otra parte, el problema reside en los jueces civiles que tratarían a los militares como cualquier acusado civil. Sin conocer la naturaleza de las estructuras militares. Es decir, la cadena de mando. La obligatoriedad de obedecer órdenes del superior, que éste puede y suele negar ante la autoridad. De las que no existen pruebas ya que no son por escrito sino, rutinariamente, verbales.
¿A quién creería el juez? ¿Qué pruebas en su defensa podrían presentar los acusados para demostrar su inocencia si en todo momento actúan al recibir órdenes?
Falta, además, agregar el tema de mandatos que obedecen a situaciones de extremo peligro… ¿cómo distinguir éstos de las órdenes dadas por capricho o decisión visceral de los jefes?
El tema no es, para nada, simple.
No se trata, únicamente, de cambiar leyes.
El general Roberto Badillo asegura, otra vez cito textual: “Muchas tonteras como propuestas vendrán de parte del Congreso Mexicano contra las Fuerzas Armadas, porque a ellos los hicieron comunistas a su entrada a las universidades públicas y privadas… el problema de la Secretaría de la Defensa Nacional es que no tendrá representantes en el Congreso”. ¿Podemos siquiera imaginar que los militares vean a los senadores y diputados como “enemigos” de las fuerzas armadas?
Si este es el criterio vigente en muchos generales, en muchos jefes militares, frente a los cambios contenidos en la multicitada Iniciativa de Ley, habrá que preguntarse de qué tamaño será la confrontación, cómo será expresada y qué general deberá ser nombrado, bajo esta realidad, como secretario de la Defensa Nacional para caminar sobre algo más fuerte que fuego…
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