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XALAPA, Ver., 24 de octubre de 2020.- El amor de pareja aun siendo del mismo sexo es amor, sin embargo, la unión civil de estas relaciones no puede llamarse “matrimonio” afirmó el Nuncio Apostólico Embajador del Vaticano en México, Franco Coppola.
En conferencia de prensa, ofrecida en el museo a San Rafael Guízar y Valencia refirió que desde hace años este ha sido un tema de opinión al interior de la Iglesia.
En ese sentido, reconoció el amor entre congéneres, “nadie pone en duda su amor”.
No obstante, refirió que la Iglesia no respalda tales uniones como un matrimonio, así como tampoco la adopción de hijas o hijos, “puesto que no se trata solo de un derecho de los adultos sino de los infantes también”.
Lo anterior lo aclaró tras la descontextualización de una entrevista ofrecida por el Papa Francisco hace unos días a una periodista mexicana.
Al respecto, señaló que “lo que el Papa dijo es que, antes que todo, las personas que tienen tendencia homosexual, tienen derecho a quedarse en familia (…) y es que algunos padres cuando se dan cuenta de la homosexualidad de sus hijos los dejan fuera de la casa, lo que no debería suceder dado que no es su culpa”.
De tal forma, comentó que el Estado debe ocuparse en la implementación de leyes que permitan a este sector de la población igualdad de condiciones por el respeto a sus derechos humanos.
“Esto siempre ha sido reconocido; yo llegué a México hace cuatro años, cuando había una gran polémica porque el anterior presidente había hecho una propuesta a nivel federal respecto a los llamados matrimonios igualitarios (…) tuve varias veces oportunidad de expresarme al respecto, lo que la Iglesia siempre ha dicho es que es una confusión llamarlos matrimonio”.
Franco Coppola enfatizó que el matrimonio es una institución conformada por una madre y un padre en condiciones de procrear hijos, lo que la unión civil entre personas homosexuales no permite por su naturaleza misma.
«Por eso el Papa pidió a los estados que pudieran establecer uniones civiles con derechos que tienen normalmente pero nunca dijo que tenían que llamarse matrimonios porque esto sería confundir a las personas, llamar una cosa que no es, ya si después los estados quieren cambiar nombres es una cuestión de política y propaganda pero no es la realidad».