Raúl López Gómez/Cosmovisión
Interés político de AMLO sobre la seguridad pública, Durazo y Nieto abandonan la plaza
● La SSPC y la UIF dos posiciones claves para el combate al crimen organizado resultaron vulgares plataformas políticas para que la 4T las gubernaturas de Sonora y Querétaro
Sin lugar a dudas Andrés Manuel López Obrador privilegia su proyecto político sobre el servicio al pueblo.
El brinco que darán Alfonso Durazo Montaño y Santiago Nieto Castillo, a las candidaturas de Sonora y Querétaro por Morena, tendrá efectos nocivos en la larguísima línea de aprendizaje que ha costado grandes penurias a la nueva administración.
La Secretaría de Seguridad Pública Ciudadana y la Unidad de Inteligencia Financiera son dos posiciones claves para el combate al crimen organizado, pero resulta que sirvieron de vulgares plataformas políticas para Durazo y Nieto, además de los afanes presidenciales por conquistar nuevos estados.
Se podría argumentar que no fueron tan funcionales para Andrés Manuel, por lo tanto pretende deshacerse de ellos por la falta de resultados tangibles en los dos. Sin embargo, los halagos presidenciales dicen otra cosa.
Los errores son muy vistosos, por ejemplo, la Guardia Nacional de Luis Rodríguez Bucio tuvo que ser reforzada por el Ejército mediante un decreto presidencial, y la UIF sirve más para persecuciones políticas que otra cosa, tan pronto sacó la cabeza otro queretano, Ricardo Anaya Cortés, y Nieto no dudó en hablar de investigación en su contra.
La UIF congela cuentas bancarias que luego le descongelan por carecer de sustento, pero el presidente no reconoce errores y en los hechos el proyecto político está sobre los problemas urgentes del país.
Poner un perfil como el Durazo Montaño en una secretaría de vital prioridad para la pacificación de México, sin pensar en un proyecto sexenal, es una irresponsabilidad brutal.
Con este brinco, el sonorense antepone el interés personal sobre la nación. En realidad siempre fue su meta, y aún cuando el presidente diga que los funcionarios de su gobierno tienen derecho a una candidatura, en el fondo se asegura de arrebatarle Sonora al PRI, a pesar del entreguismo de Claudia Pavlovich Arellano al Ejecutivo.
Opciones para ese estado existen, ahí está Ana Gabriela Guevara, pero tal vez López Obrador no quiera arriesgar por las acusaciones de corrupción en la Conade que dieron vuelta en los medios de comunicación.
En Palacio Nacional prefieren arriesgar la seguridad pública a una derrota. La semana pasada, mientras Durazo aseguraba que ya pasaron los días negros de la inseguridad en el país, un día antes López Obrador decía la frase: “En los últimos días ha habido muchos asesinatos” (https://youtu.be/_g5x8YebvOo).
La guerra civil que se trae Morena es otro factor de riesgo electoral que puede hundir a los candidatos, en este escenario donde Porfirio Muñoz Ledo abrió hostilidades contra Mario Delgado Carrillo, que en el fondo son infantería de Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, el presidente tendrá que hacer malabares para impulsar a los candidatos con todo tipo de recursos sin cometer delitos electorales.
Seguramente veremos a López Obrador en constantes giras en los 15 estados que juegan gubernaturas. De hecho la Alianza Federalista de gobernadores tienen elecciones en sus territorios, así que no deben descartarse brotes de conflictos como el del chihuahuense Javier Corral Jurado a quien el presidente culpa de fabricar el problema del agua fronteriza como estrategia electorera para ayudar al precandidato del PAN Gustavo Madero.
Andrés Manuel es el verdadero factor electoral mientras la oposición trata de organizarse desde diferentes frentes, algunos verdaderamente antagónicos, pero hasta el momento no aparece ningún liderazgo visible que le haga contrapeso.
La encuestadora Consulta Mitofsky de Roy Campos reportó en el Tracking Poll un aumento de 0.4% hoy domingo para alcanzar 56.7%, un nivel que no había remontado el presidente desde enero, esto es, números anteriores a la crisis de la pandemia (https://rb.gy/lpa1ys).
En el rotativo The Washington Post, Luis Antonio Espino escribió un artículo puntual sobre el éxito propagandístico de López Obrador en la conferencia mañanera de Palacio, a partir de un análisis de Catherine Fieschi, donde señala cuatro grandes atractivos del mensaje: simplicidad, inmediatez, transparencia y autenticidad.
En este tipo de populismo no importan las miles de mentiras que se han dicho en la mañanera, los seguidores de AMLO están dispuestos a perdonarlas o a restarle importancia en pro de la justicia social prometida y el castigo a las élites corruptas “causantes del desastre”.
Con un partido en total disputa interna, López Obrador está dispuesto a ser la imagen en el olimpo electoral que incline la balanza. No en vano fue el regaño a la dirigencia de Morena por la codicia política, además se dijo dispuesto a “defender la voluntad del pueblo en las urnas” que en lengua romance quiere decir: hacer campaña abiertamente.
La tendencia de la encuestadora Mitofsky es muy reveladora, el presidente se recupera de la pandemia, y si el conglomerado de grupos y sectores que conforman la oposición no toman una ruta efectiva y de unión de fuerzas, habrá Cuarta Transformación para rato. No importan las mentiras, no importan los grandes yerros, en la posverdad el que comunica mejor lleva una gran ventaja.