Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
El desastre obliga a AMLO a sacrificar a Peña y Videgaray
La incompetencia de la 4T aceleró los acontecimientos, sin embargo puede venir el contragolpe con información confidencial, un seguro presidencial de supervivencia.
En la orilla del abismo, Andrés Manuel López Obrador sacrifica sus cartas fuertes para desviar la atención sobre el fracaso en la pandemia, del colapso económico y de la dominancia de los cárteles en el país.
Mandar a la pira inquisitorial a Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray Caso vía su protegido sicario político, Emilio Lozoya Astin es un acto desesperado que pondrá a prueba la autonomía de Alejandro Gertz Manero y de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
Podemos dudar de la aplicación de la justicia en el caso de Lozoya, no estar de acuerdo en el trato VIP del libre confort de la prisión domiciliaria, pero la acusación directa contra el ex presidente y el ex titular de Hacienda es un paso determinante, pero dudo que no tengan un seguro de supervivencia, información letal que pueda responder a la traición del Pacto de Impunidad.
Sin lugar a dudas, la situación de emergencia obligó al presidente a quemar sus mejores cartuchos.
Dudo que el Fiscal Gertz arriesgue la cara con un video mensaje sin elementos sólidos que impliquen a Enrique y a Luis en sobornos de Odebrecht, para a su vez sobornar con 120 millones de pesos de ese dinero a legisladores, presumiblemente del PAN, y otros cien millones para la campaña presidencial.
Un día antes del video, del que nadie cree que la Fiscalía no informara al al presidente, este le puso el cascabel al ex presidente Felipe Calderón Hinojosa al definir su administración como narcoestado y su gobierno al servicio del narcotráfico.
Felipe respondió con fuerza y estridencia a los señalamientos, pero hoy, antes del video de Gertz, el Ejecutivo remató en la mañanera con la clara reafirmación de sus dichos, y el gesto en el rostro de ladinismo, burla y cinismo, ese que prende de rabia a sus adversarios.
Los indignados, decepcionados y opositores a la 4T deben entender que no es en el confort de las redes sociales y en el anonimato y la timoratez que les dicta que otros deben de ir a la guerra por ellos, como sacarán de la arena política a López Obrador y a Morena.
No es así, ni con caravanas de claxonazos.
Y mucho menos deben esperar que los dirigentes del PAN, PRD y PRI se avienten al campo de batalla, cuando mucho estos esperarán a que sus franquicias les den nuevas oportunidades para capitalizar esa indignación.
Por ejemplo, dice Juan Ignacio Zavala que el presidente del PAN Marko Cortés Mendoza, lo único que tiene de destacado es que su nombre se escribe con “k”. Ahora está a la espera de los efectos colaterales del embarre de Odebrecht a sus legisladores albiazules.
Ángel Ávila del Sol Azteca está ahí por azares del destino y por una nefasta herencia de Alejandra Barrales Madaleno tiene un minipartido totalmente desmantelado, y Alejandro Moreno del PRI estelarizó la primera cobardía después del video de Gertz Manero al decir que su partido: “No será tapadera de nadie”, claro después de lustros de ser tapete de la nomenklatura tricolor.
La incompetencia de la 4T aceleró los acontecimientos. En lo personal calculé que Peña Nieto y Videgaray serían los ases sacrificables de Andrés Manuel, hasta después del 2021, más en el preámbulo del 2024, pero la pandemia le puso el cubrebocas que se niega a portar, y lo obligó a tomar las pinzas hemostáticas para sacar del exilio dorado a Enrique, y al odiado de Emilo: Luis Videgaray.
Pero falta ver el contragolpe, o si se trata de un extraño común acuerdo que los arriesgue a un lío monumental. Lo dudo.
Veo a partidos y personajes en la pequeñez del reclamo: “Por qué Lozoya no está en la cárcel” hasta ahí les da la valentía. Se les olvida que el hartazgo votó por sacudir el árbol para bajar a los Peña y a los políticos corruptos de todos los colores con los que negoció el saqueo.
Pero la ingenuidad siempre revienta en la cara, y nos demuestra que no hay límite para el deterioro. Pasamos de la corruptocracia a la locura que nos precipita al abismo con el delirio demencial de la certeza moral populista.
La sociedad civil indignada tiene que tomarse en serio su papel, debe encontrar formas de organización y sacudirse a los pseudo líderes que se pasearon con el poder en los tres sexenios anteriores, que fundaron sus propias cofradías, disfrutando de las mieles en el Alcázar del Castillo de Chapultepec para convertirse en vulgares cómplices.
Ya vieron que no será fácil, que, como dice el refrán “The winner takes it all”, y eso está haciendo Andrés Manuel.
En común acuerdo o no, está quemando sus cartas fuertes antes de tiempo, y eso es señal de pánico.