
José Luis Enríquez Ambell/Café de mañana
La soberbia llevó a la derrota a algunos candidatos que se sentían ganadores sin necesidad de recurrir a los medios de comunicación. Este fenómeno se vio en casi todos los municipios importantes del estado de Veracruz. Ahora andan llorando escondidos por los rincones, lamentándose y denunciado que les hicieron trampa, que hubo compra de votos o que las urnas llegaron embarazadas como en el pasado. Algunos hasta han convocado a marchas y plantones, causando daños en las oficinas del OPLE, exigiendo el recuento voto por voto creyendo que con eso lograrán revertir el resultado adverso, pero lo que han logrado es que en ese recuento se incremente el número de votos del candidato ganador.
Muchos candidatos se confiaron en su desgastada popularidad, en el prestigio que tuvieron en el pasado, en que antes ya fueron alcaldes o que ocuparon un importante cargo político, pero no entendieron que ahora es una nueva generación la que decide una elección.
Otros candidatos creyeron a pie juntillas en las benditas redes sociales y menospreciaron a la prensa que fue ninguneada, aun cuando se atrevieron a contratar a uno que otro reportero para que cubriera su campaña, sin pensar que los espacios los deciden los directores y dueños de los medios.
Lo cierto es que las casas encuestadoras serias acertaron en su pronóstico y que al final ganaron los candidatos punteros; es decir fue una elección muy cantada, en la que desde el comienzo se sabía quien sería el ganador de la contienda.
Por ejemplo, ¿Quién no sabía desde el arranque que el triunfador de la elección municipal de Coatzacoalcos sería Amado Cruz Malpica? Que por cierto ha ganado todas las batallas electorales en las que ha participado, aun cuando lo tilden de no hacer campaña. Y no es que no haga campaña, sino que es un político que sabe hacer política y que sabe bordar fino.
A estas alturas ya entregaron las constancias de mayoría a casi todos los nuevos alcaldes y prácticamente ya se sabe quién va a gobernar cada municipio de la entidad, aun cuando todavía está por conocerse la integración final de los cabildos. Ahora solamente resta esperar 6 meses a que termine el periodo actual y que tomen posesión los nuevos ediles, que gobernarán por 3 años solamente.
Por cierto, se antoja urgente que hagan una reforma a la ley para que este tiempo de espera no sea tan largo, sobre todo porque en algunos municipios los alcaldes han sido tan malos, que a la población le urge que llegue el nuevo cabildo y el tiempo apremia. Mientras tanto habrá que esperar a que termine el año para estrenar ayuntamiento.