
Quirino Moreno Quiza/Repechaje
El reciente incremento del 15% en el precio del cemento ha puesto en alerta a todo el sector de la construcción en México. Hay que tomar en cuenta que en enero ya había registrado un aumento similar, por lo que actualmente costará alrededor de $5 mil pesos la tonelada. Este insumo esencial, utilizado desde los cimientos hasta los acabados, no solo encarece la edificación de obras, sino que también genera un efecto dominó que ya comienza a sentirse en el mercado inmobiliario: subirán los precios de las viviendas en venta y también las rentas.
CONSTRUIR AHORA CUESTA MUCHO MÁS
El cemento es la base de casi toda obra. Un aumento de esta magnitud impacta directamente en el presupuesto de las constructoras y constructores independientes, que ya enfrentan otros retos como el alza en el acero, la mano de obra y los combustibles. Las constucroras tendrán que decidir entre:
– Absorber parte del costo (lo que reduce sus ganancias),
– O trasladarlo al precio final de las viviendas.
Esto último es lo más probable, lo que significa casas nuevas más caras en el corto y mediano plazo.
COMPRAR CASA SERÁ MÁS DIFÍCIL
Los compradores de vivienda de interés social o medio serán los más afectados. En este segmento, cada peso cuenta, y si el precio se eleva demasiado, muchos optarán por:
– Posponer la compra,
– Buscar vivienda usada,
– O seguir rentando por más tiempo.
El aumento en el costo del cemento podría hacer que viviendas que antes eran accesibles, ahora salgan del alcance del bolsillo promedio.
LAS CASAS EN RENTA TAMBIÉN SUBIRÁN
Aunque el cemento no impacta directamente en casas ya construidas, sí lo hace en el mercado de renta. Por estas razones:
– Menos construcción significa menos oferta de vivienda.
– Con menos casas disponibles y más personas buscando rentar, los propietarios pueden aumentar los precios de arrendamiento.
– Los desarrolladores que sí construyan absorberán más costos y pedirán rentas más altas para recuperar su inversión.
Este escenario afectará principalmente a jóvenes, estudiantes y familias sin acceso a crédito, quienes dependen del mercado de renta para vivir.
SUBEN LAS CASAS USADAS… PERO NO TODAS
Paradójicamente, muchas viviendas ya construidas ganarán valor simplemente porque ahora costaría más hacer una igual desde cero. Esto beneficiará a propietarios que vendan en zonas urbanas o en lugares con alta demanda. Sin embargo, en zonas alejadas o con escasa plusvalía, el alza del cemento podría no reflejarse en una revalorización inmediata, y las propiedades seguirán estancadas.
LA INFRAESTRUCTURA PÚBLICA TAMBIÉN LO RESENTIRÁ
Obras públicas como carreteras, hospitales o escuelas también utilizan cemento. Con este incremento, muchos proyectos enfrentarán:
– Retrasos por falta de recursos,
– Reducción en el alcance original,
– O incluso suspensión de obras programadas.
Esto afecta no solo a los constructores, sino a comunidades enteras que dependen de esas obras para mejorar su calidad de vida.
¿QUÉ SE PUEDE HACER?
Para enfrentar este golpe, tanto el sector privado como el gobierno podrían:
– Promover el uso de materiales alternativos o reciclados.
– Incentivar tecnologías de construcción más eficientes.
– Revisar estímulos fiscales para mantener activa la industria.
También será clave cuidar la transparencia en precios, evitar especulación y fomentar una mayor planificación urbana.
El aumento en el precio del cemento no es solo una mala noticia para los constructores: afecta directamente a quien busca comprar o rentar una vivienda. Eleva los costos de producción, reduce la oferta, encarece las rentas y amenaza con frenar la construcción en general. Más que nunca, se necesita coordinación entre autoridades, desarrolladores y consumidores para evitar que este aumento se traduzca en una crisis de acceso a la vivienda.