Carlos Ramírez/Indicador político
No es una casualidad que el Objetivo Sostenible Número Uno de la Agenda 2030 sea erradicar la pobreza extrema en todas partes del mundo para 2030, toda vez que es fundamental acabar con este flagelo para alcanzar el desarrollo sostenible. Es más que urgente erradicar la pobreza extrema en todo el mundo para el año 2030.
Sin embargo, a pesar de los avances significativos logrados en las últimas décadas, la pandemia de COVID-19 ha marcado un retroceso crítico en este camino, aumentando el número de personas viviendo en pobreza extrema en casi 90 millones de habitantes.
Antes de la pandemia, la tendencia a la reducción de la pobreza ya mostraba signos de desaceleración. Hacia finales de 2022, se estimaba que hasta el 8.4% de la población mundial, o 670 millones de personas, podrían seguir viviendo en condiciones de extrema pobreza. Este contratiempo borró aproximadamente tres años de progreso en la lucha contra la pobreza.
PERSPECTIVAS FUTURAS Y DESIGUALDADES PERSISTENTES
Si las tendencias actuales continúan, se prevé que un 7% de la población mundial, aproximadamente 575 millones de personas, aún estarán atrapadas en la pobreza extrema para 2030, con un enfoque particular en África subsahariana.
La pobreza tiene múltiples causas, incluyendo el desempleo, la exclusión social y la vulnerabilidad ante desastres y enfermedades. Estas condiciones impiden que las personas sean productivas y limitan su acceso a recursos básicos.
La implementación de sistemas robustos de protección social es fundamental para mitigar los efectos adversos y prevenir que más personas caigan en la pobreza. A pesar de la expansión durante la pandemia, gran parte de la población mundial sigue desprotegida, destacando la necesidad urgente de sistemas universales y sostenibles.
Los gobiernos juegan un papel crucial en la creación de entornos favorables para el empleo y la inclusión económica. El sector privado también puede contribuir significativamente fomentando oportunidades económicas para los más vulnerables. Además, la ciencia ha demostrado ser crucial al mejorar condiciones de vida a través de avances como el acceso al agua potable y mejoras en la salud pública.
ACCIONES INDIVIDUALES Y COLECTIVAS
Es primordial la participación individual y colectiva en la formulación de políticas, la promoción de los derechos humanos y la innovación son fundamentales para impulsar un cambio transformador en las comunidades afectadas por la pobreza. Es esencial que se escuche y se incluya la voz de quienes viven en condiciones de pobreza para garantizar soluciones efectivas y sostenibles.
En resumen, alcanzar el Objetivo 1 de la Agenda 2030 requiere un compromiso global renovado hacia la equidad económica y social, con medidas concretas que aborden las causas estructurales de la pobreza y promuevan un desarrollo inclusivo y sostenible para todos. Es urgente intensificar las medidas para reducir ya la pobreza global, que deje de ser un discurso y pase a ser una verdadera acción de combate.
NUMERALIA QUE PREOCUPA
– Para 2030, 575 millones de personas seguirán viviendo en la pobreza extrema, y solo un tercio de los países habrá logrado reducir a la mitad sus niveles de pobreza.
– Aunque durante la crisis del COVID-19 se expandió la protección social, más de 4000 millones de personas siguen sin cobertura, incluyendo jóvenes y ancianos.
– Las economías avanzadas dedican un mayor porcentaje de su gasto público a servicios esenciales, como educación y salud, en comparación con las economías emergentes.
– Para erradicar la pobreza y no dejar a nadie atrás, es fundamental aumentar las inversiones en oportunidades económicas, educación y protección social, especialmente para los más vulnerables.
– La cifra global de personas en pobreza, calculada con un umbral de 2,15 dólares por día, ha aumentado a 659 millones.