La despolitización del pueblo y sus nefastas consecuencias
Es una verdadera pena lo que está sucediendo con el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), en otros tiempos uno de los mejores aeropuertos de América Latina, que incluso era motivo de orgullo y de atractivo para las familias que acostumbraban a ir los fines de semana con sus hijos a ver los aterrizajes y despegues de los aviones que volaban de todas partes del mundo y del país.
Este gran aeropuerto como todos sabemos fue creciendo con el tiempo y modernizándose de acuerdo con el incremento del número de aerolíneas y de la cantidad de vuelos que obligaron a construir una segunda terminal utilizando las mismas pistas.
Al vislumbrar el crecimiento y el incremento exponencial de vuelos de otros destinos internacionales y nacionales, el gobierno federal tomó la decisión de construir un nuevo aeropuerto, por lo que se inició la construcción del Aeropuerto de Texcoco que de haberse continuado con dicha obra ya estaría a estas alturas concluido y en funcionamiento, resolviendo el congestionamiento del AICM.
Sin embargo, como todos sabemos, el gobierno federal actual tomó la decisión de cancelar dicho proyecto, para cambiar su ubicación a Santa Lucía, donde luego de la inauguración del Aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA) han volado alrededor de 126 mil pasajeros en tres meses, es decir, lo que se mueve en el AICM en un solo día.
Esto quiere decir que con la construcción del AIFA, no se resolvió el problema, sino por el contrario se crearon nuevos problemas a raíz de su puesta en funcionamiento.
Ante la falta de usuarios, tanto pasajeros como aerolíneas, se inició una campaña de desprestigio en contra del AICM, con el fin de alentar a los viajeros a que decidieran volar a través del AIFA, lo mismo que a las aerolíneas para que cambiaran sus rutas y decidieran usar estas nuevas instalaciones.
Basta con ver el mal estado en que se encuentran las pistas del AICM, para entenderlo, por falta de mantenimiento desde hace tres años, lo que orilló a tomar una medida drástica de cerrar una pista para hacer una reparación mayor, lo que ha propiciado retrasos en los vuelos e incomodidades a los usuarios que tienen que correr hasta un kilómetro de extremo a extremo de la Terminal 1, para poder documentar y llegar corriendo a la sala de abordaje, pasando por una especie de laberinto que en ocasiones los hace perder su vuelo.
El colmo es que al estar saturada la pista que está operando en el AICM han obligado a que algunos vuelos se tengan que desviar a otras terminales, pero no al AIFA sino al aeropuerto de Querétaro, lo que significa un enorme costo y pérdida de tiempo para los viajeros.
Llegar al AICM implica un recorrido de 45 minutos, cuando ir al AIFA se convierte en un calvario, toda vez que para llegar a la autopista a Pachuca toma más de una hora, eso si no hay tráfico de hora pico.
Por otro lado, el precio del pasaje de los taxis no tiene nombre, toda vez que se ha prohibido la entrada de los coches de aplicación, que son más baratos que los de las cuatro empresas autorizadas que operan en el aeropuerto. Basta como ejemplo que tomar un taxi autorizado cuesta para llegar del aeropuerto a Perisur la suma de 390 pesos, mientras que un taxi de Uber cobra nada más 250 pesos por el mismo servicio.
De modo que quien tiene que volar a la Ciudad de México, debe tener paciencia y mucha suerte, para que su vuelo no se retrase y poder llegar a tiempo a cumplir con sus compromisos o hacer sus conexiones hacia otros destinos.