
Más territorio, menos escritorio, así trabajará Pedro Miguel en Coatza
CÓRDOBA, Ver., 3 de mayo de 2019.- Luego de 28 años siguen las secuelas por la explosión de la fábrica de plaguicidas Anaversa, que tenía licencias recientes, pero fuera de la ley, lo que provocó la penalización de dos secretarios de aquel gobierno estatal.
Meses antes de la explosión ya se había solicitado su reubicación, y a 28 años sigue generando consecuencias funestas, dijo Rosalinda Huerta Rivadeneira, representante del Comité de Damnificados de Anaversa, quien encabeza las conferencias sobre este suceso que calificó como el peor crimen ambiental que se ha registrado en México.
Huerta Rivadeneira y familiares de los afectados de la explosión de aquel fatídico 3 de mayo de 1991 encabezó una pequeña ceremonia luctuosa en las puertas de la fábrica Anaversa; ahí montaron una ofrenda floral con la presencia de los integrantes de Protección Civil.
Por su parte, Ramón Rocha, investigador del Colegio Mexicano de Sociología, indicó que aún siguen los efectos clínicos ambientales y sociales, ya que después de 28 años las afectaciones están presentes.
Mencionó que siguen los daños pulmonares y en la médula ósea de los vecinos, además de las afectaciones en el agua que se usó por muchos años y que fue dañada por los restos en tierra.