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Alberto Arrieta/Conciencia política
Ahora sí, la cuenta regresiva
Al cierre de las campañas electorales –finalizan este miércoles, aunque varios aprovecharon para lanzar sus actos de masas el fin de semana–, todavía estamos presenciando los coletazos de última hora para tratar de influenciar a los electores y la opinión pública; y lo que falta por ver en la guerra sucia anónima, noticias falsas o golpes informativos, de aquí hasta el próximo domingo, el día de la mega elección, las votaciones para elegir Presidente de la República, diputados y senadores al Congreso de la Unión, gobernador en 9 estados –incluido Veracruz, donde también se eligen diputados locales.
No ha acabado la guerra, solo adopta otra modalidad, además del combate de tierra definitivo que habrá durante la jornada electoral, la lucha de las maquinarias partidistas para lograr que sus electores vayan a las urnas, inhibir a los rivales, comprar a los que se dejen, y al nivel de las urnas, apoderarse o vigilar las casillas donde se harán los cómputos de los votos.
Apelar a la civilidad y al apego a las reglas electorales, a la convivencia democrática y al respeto al voto libre ciudadano, suena a ingenuidad y llamadas a misa. La lucha por el poder y sus privilegios no se ciñe a la ética política, al menos en este país y este estado. Solo queda esperar que gane no el mejor, sino el menos malo.
Encuestas contra acarreos
La clara tendencia electoral que favorece ampliamente a Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República (corroborada en la mayoría de las encuestas confiables), misma que con su efecto de arrastre de marca impulsa a los candidatos de Morena-PT-PES en las demás elecciones federales y estatales, intenta ser contrarrestada en diversas formas por sus rivales electorales. Veracruz, por supuesto, es una de las plazas donde hay mayor resistencia, debido al interés del grupo en el poder del estado que encabeza el gobernador del PAN, Miguel Ángel Yunes Linares, quien pretende dejarle el cargo de gobernador a su hijo, Miguel Ángel Yunes Márquez, el candidato del frente PAN-PRD-MC.
El choque del proyecto de cambio y renovación de élite gobernante con el continuismo de grupo, expresada en la Presidencia de la República –no se distinguen el PRI y el PAN–, tiene una de sus más evidentes expresiones en Veracruz; aquí el continuismo es además groseramente familiar, el padre quiere heredar el cargo al hijo, evitando la rendición de cuentas en un gobierno de dos años sin resultados positivos: la inseguridad y violencia delictiva se desbordó, la economía cayó en recesión, la pobreza y el desempleo aumentaron, y como los anteriores gobiernos del PRI, renovaron la corrupción y la falta de transparencia, lucran con el contratismo con empresas aliadas, desde los Ruiz hasta los Mancha.
A lo largo del proceso electoral se han señalado las diversas formas de intervención gubernamental en favor del candidato de la dinastía, se enumeran, entre otros, el uso clientelar de los programas sociales y su personal compuesto por operadores del PAN, la propaganda oficial y la personal del gobernador y su “justicia selectiva” como jefe de campaña.
Boicot y futbol
Por eso no se ve ajeno el Gobierno del Estado en el deslucido cierre de campaña de AMLO, Cuitláhuac García y los candidatos de Morena, el pasado sábado, en el estadio Pirata Fuente de Boca del Río. Llamó la atención el estadio semi vacio cuando otros actos, que no de cierre, sino en plazas con fuerte presencia de Morena –por ejemplo Xalapa o Coatzacoalcos– estuvieron a reventar. Esperaban los de Morena mostrar músculo en la plaza de los Yunes del PAN, pero les falló la logística. Los organizadores se quejaron del boicot del Gobierno del Estado, argumentaron que se presionó a los transportistas para que no les rentaran los camiones y que la gente se quedó sin poder abordar las unidades, además de intercepciones policiacas en los caminos; eso dicen y algo debe haber, aparte del posible error de cálculo de programar el acto a la misma hora que el partido del mundial de futbol México vs Corea.
Ilusión dominical
Lo cierto es que los concesionarios del transporte son un grupo de interés sensible a las presiones o a los beneficios de la autoridad del estado, más aún que seguro los contrataron al día siguiente, ayer domingo, para un acarreo masivo al acto de cierre de campaña de Miguel Ángel Yunes Márquez en la Macroplaza del Malecón de Veracruz. En contraste con el de AMLO, la macroplaza se tiñó de azul, el clientelismo y el acarreo, al viejo estilo escenográfico del priismo, del que procede Yunes Linares, quien sin ocultar su rol de jefe de campaña acudió al mitin de su hijo y respondió con aspereza a los reporteros que le cuestionaron estuviera en el mitin, en vez de dedicarse a gobernar y mantenerse imparcial en la contienda, por ahí anduvo también Ricardo Anaya, el vapuleado candidato del frente a la Presidencia de la República, debajo al menos 20 puntos de AMLO en las encuestas, se anticipó ganador de la elección presidencial, como reina por un día.
Ya lo veremos el próximo domingo, cuando se enfrenten en las urnas el proyecto y efecto AMLO, Cuitláhuac García contra el aparato de gobierno faccioso que busca prorrogarse en su dinastía a través de Miguel Ángel Yunes Márquez; si las encuestas no votan, tampoco las multitudes clientelares acarreadas al mitin.