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CÓRDOBA, Ver., 28 de marzo de 2021.- Contrario a lo que se esperaba, la misa del Domingo de Ramos se convirtió en un escenario de descontento entre los fieles, pues a algunos los dejaron entrar y a otros no, mientras que los vendedores de palmas definitivamente no tuvieron acceso al atrio de la catedral de la Inmaculada Concepción.
Antes de las 13:00 horas fue cerrada la catedral al público por los sacristanes que de manera prepotente a algunos fieles sacaron y a otros los dejaron adentro.
Los fieles que se quedaron afuera tuvieron que esperar una hora bajo los intensos rayos de sol para poder obtener la bendición de Palmas, que no la hizo propiamente el obispo Eduardo Carmona Ortega, sino sus colaboradores, en su mayoría catequistas.
A pregunta expresa de este medio sobre por qué dejaron a algunas personas afuera de la catedral, cuando el pasado 27 de enero se celebró una boda muy ostentosa, con más de 200 invitados, el obispo Carmona Ortega evadió contestar.
Finalmente, los fieles católicos se fueron retirando poco a poco, mientras que los escasos vendedores de palmas se quedaron esperando que les abrieran las puertas.