Arrojan cabeza humana y restos humanos en Minatitlán
CHINCONQUIACO, Ver., 23 de noviembre de 2017.- En Chiconquiaco, después de las 7:00 de la noche los comercios cierran sus puertas y la población no sale de sus viviendas, las calles lucen vacías y la población evita a los extraños, por la inseguridad.
En las principales avenidas apenas caminan algunas personas, que apresuran el paso para subir a sus vehículos o llegar a sus casas; esto es parte del temor en el que se encuentran desde hace un año, cuando la delincuencia se apoderó de la tranquilidad del pueblo y comenzaron los secuestros y ejecuciones.
La semana pasada, dos maestras iban a ser secuestradas al salir de sus centros de trabajo, pero lograron pedir auxilio y la policía municipal evitó la sustracción. Dos meses antes un estudiante del Telebachillerato y uno de Telesecundaria fueron privados de su libertad, en el último caso se pagó una suma importante de dinero, pero el joven nunca fue liberado.
Esta semana los docentes decidieron cerrar todos los planteles educativos, y a través de un comunicado que hicieron llegar al gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, informan que tras reuniones de directores y personal docente acordaron suspender las clases, por la inseguridad que prevalece en el municipio.
“Yo como ciudadana del pueblo, con perdón de usted, estamos de la puta madre, porque ni la policía ni la gente hace nada, tenemos una pinche inseguridad donde en la calle, si no te matan, te secuestran o te tirotean”, dijo una pobladora del lugar.
Las 27 escuelas de congregaciones, 18 rancherías y cabecera municipal no tienen clases desde el miércoles 22 de noviembre, y la exigencia de los docentes es que cesen los secuestros y ejecuciones; tan sólo en lo que va de 2017, la población reporta más de 40 delitos de alto impacto.
El último delito que conmocionó a Chiconquiaco fue la ejecución de un padre e hijo el 19 de noviembre, que respondían al nombre de Gabino Perea, de 36 años, quien recibió siete impactos de bala en la localidad Las Paredes; en la comunidad La Capilla fue ejecutado Isidoro Monfil Perea, de 15 años, de ocupación campesino, él recibió nueve impactos de arma de 9 milímetros.
“Tenemos miedo de salir, por todas las cosas que se viven, ya no podemos hacer nuestras cosas, yo tengo un ranchito y a veces nos da salir miedo”, finalizó un habitante del lugar.