Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
Hipólito Rodríguez…
¡HUNDE A XALAPA!
A Hipólito Rodríguez, se le fue la cochina al monte.
Han transcurrido veinte meses de que está al frente de la presidencia
municipal de Xalapa y la administración se hunde día con día.
En ese lapso, se ha convertido en el peor y el más repudiado alcalde
de esa importante capital de Veracruz.
Con el impulso de la ola pejista, logró la alcaldía de la mano de
MORENA.
Se responsabiliza a Manuel Huerta Ladrón de Guevara, el delegado
de la 4T en Veracruz, de haberlo impulsado para alcanzar ese cargo
relevante.
Hoy, seguramente, estará arrepentido de haber recomendado a un
“académico” acomplejado y mediocre que sigue trepado en la soberbia
de su “chinampa” que navega sin rumbo.
La otrora prestigiosa Atenas Veracruzana, es hoy en día un centro
donde campea la delincuencia organizada y los eventos violentos son
el pan nuestro de cada día.
Asaltos, robos, secuestros y homicidios, son padecimientos cotidianos
de la sociedad.
Antes, llegaban jóvenes de varias entidades de la República para
emprender estudios de preparatoria y universitarios.
Hoy, muchos estudiantes han tenido que abandonar la ciudad por
miedo a la violencia criminal.
Hay desánimo y tristeza en la población.
De ciudad cultural, a ciudad del miedo.
No se recuerda a un alcalde tan irresponsable, ineficiente y arrogante
como el que encabeza el originario de los canales de Xochimilco.
Desde 1980 radica en Xalapa, pero nunca ha sentido amor por esta
tierra y menos entiende lo que significa ser orgullosamente
veracruzano.
Es más, cuando llegó al poder contrató a compinches del altiplano
“porque en la capital no había profesionales con un perfil digno para
ejercer responsabilidades dentro de su administración”.
Muy pronto abandonaron la encomienda porque no pudieron con el
“paquete”.
El rechazo generalizado a su gestión municipal tiene preocupados a
los dirigentes de MORENA, que ven con inquietud creciente el
desgaste de la imagen del partido en el poder.
Peligra la continuidad morenista en la alcaldía de Xalapa y en muchas
otras ciudades de Veracruz, por los desaciertos de sus alcaldes y los
tropiezos del gobierno estatal.
En el altiplano, debido a que Hipólito “no entiende razones”, ya tienen
el nombre de su sucesor; ya decidieron su salida; el tal “académico” no
puede con la tarea política que le encomendó su amigo Huerta Ladrón
de Guevara.
Resultó un fiasco.
Xalapa, es un caos con el agravante de que la inseguridad se ha
apoderado de las calles y ha cambiado la vida de los ciudadanos.
Sin dejar de mencionar que el desempleo golpea fuerte a las clases
medias; son muchos los despedidos de la administración estatal y
municipal.
Los problemas de la capital se han multiplicado por la ineptitud de
Hipólito, quien resultó un buen opositor, pero un pésimo gobernante.
Se comprobó que no es lo mismo ser borracho empedernido que
cantinero cumplidor.
El colmo: no sabe qué hacer con el dinero público y lo guarda a piedra
y lodo, mientras el pueblo sufre las consecuencias de su nula visión
social.
No lo ejerce ni para lo urgente, como la creación de una policía
municipal, que por el momento es de risa loca.
Pero no es lo único. La basura es otro mal oliente problema
desatendido.
La vialidad es un desastre y ahora, para llamar la atención, decidió, sin
planeación alguna, “remodelar” la calle Revolución, cerrándola y
provocando un caos adicional al embotellamiento cotidiano en el
centro de la ciudad.
Como dice el clásico: “una tras otra”.
Sus días están contados.
Hipólito, resultó más eficiente para operar una campaña en contra de
su propia gestión y del partido MORENA, al que nunca ha militado.
El pueblo bueno y sabio, pone… pero también quita.
Sergio y Cecilia… ¡AL ORFIS!
Son numerosos los aspirantes a la titularidad del ORFIS, pero no
todos cumplen con el perfil que exige esa alta responsabilidad.
Solo dos tienen una trayectoria ejemplar y digna para conducir el
organismo fiscalizador: Sergio Vázquez Jiménez y Cecilia Coronel
Brizio, quien se desempeña como jefa de la Unidad Administrativa de
la secretaría de Desarrollo Económico y Portuario.
Los otros “suspirantes” tienen más debilidades que fortalezas para
llevar las riendas del ente fiscalizador de los recursos públicos.
El ORFIS es un desafío para hombres y mujeres de bien.