Raúl López Gómez/Cosmovisión
¡¡¡La chinampa de Hipólito!!!
Pese a que los tropiezos en la administración municipal son constantes, el alcalde “xochimilca” de Xalapa, sigue trepado en la soberbia de su “chinampa” que navega con gran dificultad.
Veracruz lo recibió y su capital lo acuerpó.
La Universidad Veracruzana le tendió la mano para superarse.
Por más de tres décadas nuestra máxima casa de estudios lo “amamantó” y protegió.
MORENA le dio la oportunidad de gobernar, luego de que por el PT obtuvo escasos 2 mil sufragios como candidato a diputado local en 2016. Ese fue su primer traspié político.
Precedido por sus blasones académicos, tomó protesta como presidente municipal, gracias al “efecto Peje”.
Las expectativas de la sociedad eran mayúsculas.
Pero más rápido que pronto el académico aprendiz de político decepcionó con su mediocre y errático desempeño como alcalde.
Hoy, impulsado por la soberbia, conduce, con gran desplante, el timón de su “chinampa” bajo una tempestad ocasionada por el desastre de los baches, ambulantes, colonos, basura y escasez de agua.
Sin experiencia política ni administrativa, desdeñó el apoyo de los profesionales locales.
Al grito de “no queremos improvisar, queremos gente que sabe lo que hace”, empezó a importar personajes del altiplano y descalificó a sus compañeros de la UV.
Fue una bofetada a la experiencia y honestidad de xalapeños que tienen el perfil para ejercer como funcionarios públicos.
Y empezó la debacle.
Dice la conseja popular que “El poder vuelve tontos a los inteligentes y locos a los tontos”.
A Pedro Hipólito Rodríguez Herrero, lo mareó el poder muy pronto.
No solo despreció el talento veracruzano, sino que lo rebasó la soberbia. Por eso el enfrentamiento con numerosos sectores de la sociedad.
Con el Senador Ricardo Ahued tuvo un “desafío verbal”, pero el poderoso empresario le puso un “estatequieto”.
Por la incapacidad para manejar la comuna, usó el viejo recurso de culpar de todos los males a su antecesor Américo Zúñiga Martínez, quien optó ignorarlo.
Fue así como proliferaron los baches, se frenó la obra pública, se agredió a los comerciantes establecidos y a los informales. Se descuidaron también los parques públicos.
Pedro Hipólito, en un acto desesperado e insensible, contrató los servicios de Clementina Guerrero para que le resolviera el problema de las finanzas.
Su decisión causó incomodidad y ruptura con quienes lo llevaron al poder, porque la señora laboró muy de cerca para el panismo de Miguel Ángel Yunes Linares.
Y en esas estaba cuando le llegó el problema de la basura.
Uno de sus lemas de campaña fue que quitaría la concesión a la empresa que operaba los residuos sólidos, pues el contrato, arengaba, había sido producto de un arreglo en lo oscurito.
Al llegar a la presidencia municipal, luchó por anularlo.
¡Y lo logró!
Pero lo absurdo, ridículo e inexplicable, es que canceló el tiradero “El Tronconal”, sin tener otro lugar disponible para depositar los desechos.
Nunca imaginó el gran problema que se le vino encima al invadir la ciudad con toneladas de basura que todos los días se acumulan.
Solito se puso un cuatro y cayó en su propio enredo.
Tuvo que dar marcha atrás, salir del Ayuntamiento embrujado, cruzar la calle de Enríquez y llegar a Palacio de Gobierno para solicitar que le resolvieran el entuerto.
La indignación social llegó al punto más crítico.
Fue cuando se supo que, además, no había cumplido con el pago mensual de 2 millones a la empresa ‘Proactiva’. Es decir, acumuló una deuda de 18 millones en 9 meses de gestión.
Para colmo, estuvo a punto de perder 150 millones de pesos que el BID destina en la construcción de un biodigestor para transformar los desechos en energía limpia, precisamente en el tiradero “El Tronconal”.
Y todo porque su administración no gestionó en tiempo y forma el recurso logrado por el anterior alcalde.
Vaya ridículo del “chinampero”…
Hoy en día alardea que la recolección de basura no está en riesgo y que están preparados en caso de que les cierren nuevamente las puertas de los espacios para el depósito.
Y para acabarla de amolar, su principal consejera y operadora, la Síndica Única Ivonne Cisneros Luján, se va con AMLO y lo deja en la cuerda floja y sin red protectora.
No soportó la arrogancia del académico.
No cabe duda que la improvisación, la incongruencia y la vanidad, no son buenos consejeros.
El próximo 26 de noviembre el Ayuntamiento realizará una “consulta” para que el pueblo sabio opine sobre su desempeño.
Si la estrategia es patito…se queda.
Vamos a ver si la “chinampa” de Pedro Hipólito, no hace agua antes de que concluya su mandato.