Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
¡No hay mal que dure cien años!
Cuitláhuac, está a unos días de convertirse en el Gran Tlatoani para conducir el destino de los veracruzanos.
La responsabilidad es mayúscula y el hartazgo también.
En tanto, y en estricto apego a derecho, es hoy por hoy un ciudadano más, pero con un título que lo coloca en el limbo: Electo.
El próximo 1 de diciembre será entronizado como gobernador constitucional y a partir de ese momento podrá ejercer el poder para poner orden a una entidad arrastrada por la corriente pestilente de la corrupción e impunidad.
El gran episodio de “La Noche Triste”, donde los españoles encabezados por Hernán Cortés fueron abatidos por las fuerzas mexicas, debe inspirar a Cuitláhuac García Jiménez, para enfrentar, con gran valentía, la crítica situación política, económica y social que padece la población veracruzana.
“No hay fecha que no se cumpla, plazo que no se venza ni deuda que no se pague”.
Empezó la cuenta regresiva para priistas y panistas.
El reloj, no se detiene.
Se cuentan los días, las horas y hasta los minutos que faltan.
El tiempo se agota.
Ahora, ¡a cumplir las promesas de campaña!
La Cuarta Transformación avanza a través de los legisladores federales, pero será hasta el 1 de diciembre cuando se instale en Palacio Nacional para empezar a generar resultados a las esperanzas de los mexicanos.
En Veracruz, quedó instalada la LXV legislatura local en espera que el Góber electo tome las riendas de la administración estatal.
Llega un nuevo régimen. Distinto. Crítico. Austero.
La ventaja del presidente electo es que los legisladores federales iniciaron actividades hace dos meses y tiene todo noviembre para concluir con las prioridades.
Cuitláhuac no tuvo esa prerrogativa; por ello, los diputados locales tendrán que operar contra tiempo para aceitar la maquinaria y ponerla a tono con los nuevos retos.
Hay mucho por hacer en el Estado.
La presidenta de MORENA, Yeidckol Polenvsky visitó el puerto de Veracruz para apretar tuercas y no dejar cabos sueltos.
La verdad es que “leyó la cartilla” a los legisladores y de paso al mandatario electo.
Para que no haya distracciones y sorpresas, MORENA decidió que no habrá elecciones internas este mes, sino hasta dentro de un año, para que todos se concentren en el nuevo programa de gobierno.
La dirigente revivió “el dedazo”, al señalar que desde la CDMX decidirán quien reemplazará a Manuel Huerta.
Es decir, la visita de Yeidckol no fue sólo para dialogar con legisladores, sino para imprimirle un nuevo dinamismo al proceso en Veracruz, donde la entrega-recepción camina como las tortugas; a cuenta gotas, pues.
Cuitláhuac tiene un gran reto: generar a la brevedad recursos financieros porque debe solventar nóminas y aguinaldos en el mes de diciembre.
La administración azul actual no dejará un solo peso en caja.
Él considera que 30 mil millones de pesos son suficientes para arrancar, pero, además, tendrá que adelgazar la burocracia estatal y reducir sueldos, como ya lo programó AMLO a nivel nacional.
Debe también compactar secretarías para estar a tono con la austeridad republicana que pregona la Cuarta Transformación, así como erradicar los privilegios de altos funcionarios.
La tarea es ardua.
Tendrá, de igual manera, que elaborar el presupuesto para el 2019, que será un análisis a fondo, dada la situación financiera que encontrarán las nuevas autoridades.
Lo económico es fundamental, pero no es el único problema prioritario.
La inseguridad es galopante y está fuera de control; no hay obra ni inversiones que se traducen en desempleo.
Los hospitales están en crisis, sin personal suficiente y con salarios mediocres de los galenos. Escasean medicamentos y equipamiento para tratamientos especiales.
García Jiménez necesita hacer realidad las expectativas de los veracruzanos, y convertirse en el líder sensible que urge a una entidad lastimada por la falta de circulante.
Andrés Manuel suspendió sus giras para concentrarse en sus planes de gobierno.
Cuitláhuac, hace lo propio.
Lo razonable es ponerse a trabajar desde ahora y no esperar los tiempos oficiales; hay que pensar que no habrá curva de aprendizaje.
Los resultados deben ser inmediatos; la situación lo exige.
López Obrador utiliza esta etapa para medir reacciones, tanto a nivel local como internacional y adelanta mensajes a los poderes fácticos.
García Jiménez tiende los puentes necesarios para sacar a la entidad de la grave crisis en la que se encuentra.
Noviembre es determinante para el arranque de gobierno porque se construirán los cimientos sobre los que descansará la futura administración.
“No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”.