¿A quién corresponde defender?
“CHOCOJAROCHO”
El virtual candidato electo a la Presidencia de la República dio su primer paso hacia palacio nacional donde pretende establecer la Casa de Gobierno.
Dialogó con Enrique Peña Nieto sobre la estrategia de transición que ambos implementaron para que ésta sea tersa, cordial, ordenada y transparente.
Los morenos se involucran; los peñistas, toman una sana y precavida distancia.
Andrés Manuel se autonombra “Chocojarocho” porque, argumenta, que su padre es de origen veracruzano y su madre de Tabasco.
Ya conversó con Donald Trump.
Y Carlos Salinas, su acérrimo adversario, lo felicitó y dio la bienvenida a la reconciliación “que permita la unidad de la República. Es por México. Siempre primero México”.
El triunfo de “El Peje” estaba más que cantado.
Ninguna sorpresa.
La decisión de los ciudadanos fue contundente.
Su liderazgo en las encuestas arrollador de principio a fin.
¡Nunca dejó el lugar de honor!
Los resultados electorales sólo confirmaron lo que las mediciones preveían:
¡El triunfo de Andrés Manuel López Obrador!
Lo que asombró a todos fue lo irrebatible de la victoria: el 52. 96 por ciento de la votación.
A pesar del enfrentamiento con los hombres del dinero, de sus opiniones sobre el Ejército, el aeropuerto de la Ciudad de México y la incertidumbre sobre la cuarta transformación del país, López Obrador salió airoso, arrollador.
Mucho influyó el hartazgo de la sociedad en contra de la corrupción y la impunidad que hacen crecer la inseguridad, además de que el sistema neoliberal sólo beneficia a unos cuantos.
En su primera intervención como virtual presidente de México, una vez que sus contrincantes aceptaron su derrota y reconocieron su triunfo, fue en tono conciliador, para frenar especulaciones.
Llamó a la reconciliación.
Pero, además, calmó los mercados financieros, que no explotaron ni se descontrolaron con su inminente asunción al poder.
Fue un mensaje sin duda meditado, muy centrado. Ya no era el candidato combativo, sino el virtual presidente electo de México.
Eso sí, insistió en el nuevo proyecto de nación, pero desde el principio aclaró lo que muchos temen: no se convertirá en dictador.
Sostuvo que habrá libertad de empresa, de expresión y que se mantendrá la autonomía del Banco de México, conservando la disciplina financiera y fiscal.
El tabasqueño se comprometió a que no habrá confiscación de bienes ni de expropiaciones, pero eso sí, adelantó que se revisarán los contratos petroleros.
Sólo si existen anomalías se actuará siempre por la vía legal.
Fue muy claro en lo que ha repetido más de mil veces: Se desterrará la corrupción de nuestro país, que junto con la impunidad son la causa fundamental de la violencia.
Este es el objetivo central de su administración.
Por ello lanzó una seria advertencia: “Sobre aviso no hay engaño y en ello incluyó a compañeros de lucha, funcionarios, amigos y familiares, porque el buen juez por su casa empieza”.
Anunció que no habrá aumento de impuestos y que se acabarán los gasolinazos y se fortalecerá el mercado interno.
Se comprometió a escuchar a todos, pero tendrán preferencia los más necesitados: los pueblos indígenas.
Y remató la tesis: Por el bien de todos, primero los pobres.
Y sobre la estrategia “fallida” contra la inseguridad, será renovada para atacar de raíz sus causas. En eso trabajará los próximos cinco meses para crear un verdadero plan de reconciliación y de paz para México.
“El Peje” no dejó pasar la oportunidad para manifestar una ambición personal: “Quiero pasar a la historia como un buen presidente de México”.
Andrés Manuel tuvo un día inmejorable; no sólo ganó con claridad, sino apaciguó la incertidumbre nacional.
La ola pejista fue avasalladora.
En Veracruz Cuitláhuac García ganó por más de cinco puntos la gubernatura.
Tendrá, además, mayoría en el Congreso local (21 diputados) y la bancada de los morenos de Veracruz en San Lázaro será de 17 legisladores, más dos senadores de mayoría. Casi carro completo.
El virtual gobernador electo adoptó de inmediato el mensaje conciliador de su mentor y aseguró que actuará con “prudencia” ante la inmadurez de su adversario quien finalmente aceptó su fracaso electoral.
Pero también habló de la austeridad republicana que impondrá en su administración, para ahorrar 16 mil millones de pesos que se invertirán en proyectos productivos y no para crear más burocracia.
“No soy rencoroso ni vengativo, hablaré con todos de manera respetuosa”, puntualizó y reafirmó que uno de sus objetivos centrales será devolver a Veracruz la seguridad.
Cuitláhuac, seguirá la línea que ha marcado su jefe: no robar, no mentir, no traicionar.
Y parodiando a Garrick, el célebre actor inglés:
El carnaval del mundo político engaña tanto, que las vidas son breves mascaradas; aquí aprendemos a reír con llanto, y también a llorar con carcajadas.