Raúl López Gómez/Cosmovisión
En 2018…
¡EL GRAN TERREMOTO!
México, se tambaleó, pero no se cayó.
¡Está de pie!
Los terremotos provocaron una férrea unidad, casi espartana, de la sociedad civil.
El pueblo ha logrado una cultura de sobrevivencia desde 1985, cuando una Paloma, discreta, fungía como Primera Dama.
Esa cultura se ha fortalecido con los años pues nuestro país se encuentra dentro de la falla de San Andrés y vivimos en ese vaivén de movimientos de tierra.
La sociedad está organizada. Ahora, nadie la ningunea y puede hasta enseñorearse para enfrentar la contingencia.
La solidaridad en todo su esplendor.
A nuestro país se le cayeron hospitales, edificios, iglesias, carreteras, universidades, que llevarán un largo período reconstruirse.
El pueblo llora, pero sigue –algunos hasta en sillas de ruedas— recogiendo escombros en busca de sus seres queridos.
Una Gaviota sobrevuela la ciudad y atestigua la tragedia e instruye a las brigadas para ayudar a las familias que perdieron todo.
México, es tierra fértil que sobrevive gracias a la fuerza de su gente que ha digerido, con lágrimas en los ojos, pero con un gran corazón, los terribles terremotos.
Los falsos profetas de la política, prestidigitadores del hurto, también han metido su cuchara en esta tragedia, pero con tintes electorales.
Su cinismo ha sido notable en estas horas amargas de duelo; lucran con la desgracia de otros.
Están en una desaforada carrera electoral. Quieren llevarse los aplausos entre escombros y muertos.
¡Han perdido la moral!
Las elecciones de 2018 los traen locos y se disputan la entrega de sus prerrogativas porque saben que es un momento coyuntural para ganar votos.
No lo hacen de corazón.
No cabe duda de que los desacreditados dirigentes políticos “sacarán raja” de los terremotos para subir sus deteriorados bonos y obtener beneficios electorales.
Pero la sociedad civil está muy despierta; ya no cree en las promesas de los funcionarios quienes han saqueado al país entero.
Peña Nieto, quiere que el PRI siga durmiendo en Los Pinos, pese a que se le ubica en una tercera posición.
López Obrador, cree que galopa victorioso hacia Palacio Nacional escoltado por Sancho Panza (Alfonso Romo) y Dulcinea del Toboso (Rocío Nahle); se siente seguro y expresa que la tercera es la vencida.
Los terremotos darán un giro en las encuestas; a unos, los cambiará de posición y a otros los impulsará sensiblemente.
Ricardo Anaya (PAN), Alejandra Barrales (PRD) y Dante Delgado (MC), con su Frente Ciudadano por México mueven cielo, tierra y mar para llevarse los aplausos de una población lastimada.
Pretenden significativos apoyos económicos para la reconstrucción nacional. Les urge avanzar en su proyecto político: Anaya, para la grande; Alejandra, al gobierno de la CDMX y Dante, con la mira puesta en Veracruz.
Por ello, la escena teatral de quedar bien con quienes lloran a sus muertos y quedaron sin hogar.
Pero el PRI se los madrugó.
Enrique Ochoa presentó ante la Cámara de Diputados una iniciativa de ley para que de inmediato se les retiren las prerrogativas.
Y no sólo eso.
Exigió que se eliminen a los legisladores plurinominales y lanzó el reto a los otros líderes para que rechacen los apoyos del INE en lo que resta del año.
Que pasen de las palabras a los hechos.
Habría un ahorro de mil millones de pesos, en este mismo año, que se destinarían para reconstruir lo que la naturaleza nos quitó.
¡Ni un peso más del pueblo para sostener a los institutos políticos!
No ha quedado claro si es en forma definitiva. Lo ideal es que sea para siempre.
¡Ya basta de mantener a zánganos, trinqueteros y huachicoleros de los dineros del pueblo!
Prometer no empobrece.
Los partidos tendrían que sostenerse de lo que aportaran sus militantes y simpatizantes.
Algunos políticos no están de acuerdo con destinar el presupuesto que por ley les otorga el órgano electoral, porque con ese dinero predican y se alimentan.
En 2018 habrá otro terremoto de mayor intensidad que los ocurridos en este mes de septiembre y tendrá su epicentro en las urnas.
Eso, ni dudarlo.