Carlos Ramírez/Indicador político
La alianza Va por México, que representa el núcleo de una coalición del centro-derecha a la ultraderecha, ya murió, pero sus participantes no quieren soltar el negocio y su promotor carece de alguna alternativa viable para las elecciones presidenciales de junio de 2024.
El acta de defunción de la alianza tiene un momento preciso: a las 6.15 de la tarde del domingo 4 de junio, los dirigentes nacionales del PRI, el PAN y el partido de los Chuchos y la candidata coalicionista al Estado de México aparecieron eufóricos en un acto público formal para anunciar la gran victoria opositora en las elecciones mexiquenses (la política como fe, dice la Redacción) y afirmar de manera oficial que lograron una ventaja de 18 puntos porcentuales sobre la abanderada de Morena.
Se trataba, para decirlo en un lenguaje suave, de una soberana mentira, como si el acto de invocación de la victoria fuese una especie de PREP en realidad alterna (la R. con lentes Visión Pro). Pero más grave aún fue que minutos después la misma candidata aliancista Alejandra del Moral cambió su rostro de alegría por una imagen de tristeza y apareció para reconocer la victoria de Delfina Gómez –(ella ganó, yo no perdí, nota de la R.)–, sólo que los prohombres de la alianza, no se sabe si por vergüenza o por cinismo, no estuvieron en el anuncio oficial de reconocimiento de la derrota y enviaron al principal precandidato panista a la presidencia por la alianza, Santiago Creel Miranda, a quemar sus expectativas reconociendo la mentira de la victoria y atestiguando los Santos Oleos a la coalición tripartidista.
En un acto sublime de esquizofrenia política, los tres dirigentes de los partidos aliancistas aparecieron el lunes 5 para dar una declaración de prensa que desdeñaba las elecciones mexiquenses y desde luego se olvidaba de los resultados electorales mexiquenses para anunciar con bombo y platillo que la alianza va, que por favor Movimiento Ciudadano se sume a la coalición Alejandro Moreno Cárdenas-Marko Cortés-Jesús Zambrano y su padrino político Claudio X. González y que habrá un candidato competitiva (bueno, así lo dijeron…, N. de la R.) para aplastar al presidente López Obrador y su movimiento Morena que controla de manera real 23 gobiernos estatales.
La alianza opositora, era un enfoque político, fue una gran decisión estratégica (optimismo de la R.) para confrontar de manera electoral el avance de Morena, pero ni su bujía el Señor X. ni menos aún los dirigentes de los tres partidos tenían la más mínima idea de era una operación coalicionista entre partidos opositores de diferentes signos ideológicos. Faltó, para decir lo menos, reflexión, discurso, mensajes a la sociedad, pensamiento estratégico y sentido político (la politóloga R.).
Los tres partidos tienen entre sus militantes a intelectuales que entienden de posicionamientos ideológicos, pero nunca fueron convocados por la arrogancia de poder de Moreno, Cortés y Zambrano (intelectuales de sí mismos, acota la R.). Todas las coaliciones plurales –España, Francia e Italia– promovieron un gran debate ideológico entre la sociedad para explicar la fusión de diferentes formas de entender la realidad.
La alianza opositora como una gran coalición político-ideológica quedó sólo en una agencia de colocaciones de candidaturas primero para sus dirigentes, luego para sus leales y, lo que sobre, para la sociedad civil asumida como una masa informe de aspirantes a cargos públicos (la R. decepcionada).
En este contexto, la alianza PRIANREDE y sus aliados de grupos políticos disidentes carecen de horizonte histórico. La sociedad civil que irrumpió en protestas contra reformas lopezobradoristas sirvió solo para llenar las calles de gritos, pero nunca encontraron en la oposición un liderazgo político para la construcción de una gran coalición social.
La única viabilidad de la alianza opositora pasa por el relevo de los dirigentes del PRI, el PAN y el partido de los Chuchos y la entrega de candidaturas legislativas a la sociedad civil (ajá, concluye la R.).
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Política para dummies: La política es Por mi Madre, Bohemios.
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