
Teresa Gil/Libros de ayer y hoy
Como las reglas de combate en las guerras son muy estrictas, la decisión del presidente Donald Trump de atacar Irán formó parte de una estrategia política para posicionarse del dominio del mundo. Apenas Irán logró el apoyo de su parlamento para cerrar el estrecho de Ormuz y estrangular a Occidente, Trump autodeclaró la paz, se decretó ganador y sumó puntos para su intento de reelegirse por tercera ocasión en las presidenciales de noviembre de 2028.
Ahora no fue la primera ocasión. Después de perder las elecciones en 2020 y luego de empujar a la toma física y violenta del Capitolio el 6 de enero de 2021 para evitar la calificación presidencial, el principal temor de la clase política estadounidense era que el presidente derrotado usara su poder y control del balón –el portafolio presidencial con las comunicaciones para lanzar una guerra nuclear—para inventar una guerra con China.
La historia de la cuentan los periodistas Bob Woodward y Robert costa en el libro Peligro, publicado en 2021 por Rocaeditorial de Barcelona, justo después del Capitolio y de la toma de posesión del presidente Joseph Biden. La parte más interesante de ese incidente fue cuando La legisladora Nancy Pelosi, jefa de la minoría demócrata en la Cámara baja y tercera en la línea sucesoria presidencial, habló muy fuerte con el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, quien tenía la facultad de tener el control militar para evitar cualquier tipo de locuras.
La preocupación de Pelosi era saber el tipo de precauciones que se tenían para evitar que un “presidente inestable” inicie hostilidades militares accediendo a los códigos de lanzamiento y ordenando un ataque nuclear”, haciendo hincapié en que se trataría de “un presidente desquiciado”. El militar le dio garantías de que eso no ocurriría. Pero de todos modos Pelosi insistió en su preocupación. Y el general le dijo que “no hay probabilidad alguna de una bola de nieve, de que este presidente, o cualquier otro presidente, pueda lanzar un ataque nuclear de una manera ilegal, inmoral, sin ética y sin certificado por parte de…”, y aquí le interrumpió Pelosi, casi grosera: “ha dicho usted no solo nuclear, sino también del uso de la fuerza…”
El general Milley dijo que las Fuerzas Armadas estadounidenses tenían mecanismos de vigilancia de la estabilidad o inestabilidad mundial, “preocupadas por un posible incidente, digamos en… Irán”. Y agregó: “el estamento militar de Estados Unidos es firme como una roca, y no vamos a hacer nada ilegal, inmoral o no ético con el uso de la fuerza. Sencillamente no lo haremos.”
Pelosi le insistió al militar que Trump ya había hecho uso legal y moral y falto de ética de la fuerza en el caso del Capitolio porque había incitado a sus seguidores a romper con la estabilidad del poder legislativo, y el general Milley le respondió: “no estoy en desacuerdo con usted”.
Indignada, Pelosi le reclamó al jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas que nadie pudo evitar que asaltara el capitolio; “¿quién sabe qué otra cosa pueda hacer?, ¿hay alguien a cargo en la Casa Blanca que esté haciendo otra cosa que besarle el culo gordo mientras tanto?”
Pelosi sí estaba sondeando las posibilidades de invocar la vigesimoquinta enmienda para propiciar el desplazamiento de Trump de la Presidencia por la decisión de azuzar el asalto al Capitolio para romper el orden constitucional. El general Milley no sabía cómo subrayar lo dicho para garantizar la institucionalidad castrense: “quiero que sepa que en lo más profundo de mi corazón le puedo garantizar al 110% que el Ejército, en uso del poder militar, ya sea nuclear o un golpe en un país extranjero de cualquier tipo, no va a hacer nada ilegal ni loco. No lo vamos a hacer…”
A partir de la preocupación y nerviosismo de la presidenta Pelosi, el general Milley convocó inmediatamente a los oficiales de mayor rango del Centro Nacional Militar de Mando, la sala de guerra del Pentágono, y dio instrucciones a todos los mandos y coordinadores militares que repasarán los procedimientos legales para evitar órdenes que causarán estragos la estabilidad mundial y señaló que solo el presidente de la nación podía dar la orden.
En su última Junta, el general Milley vio una nota de la CNN que informaba que Nancy Pelosi había hablado con el presidente de la Junta de jefes de Estado mayor para evitar que Trump “inicie hostilidades militares” o bien “ordené un ataque nuclear” para anular las elecciones de noviembre anterior y evitar la toma de posesión de Biden el 20 de enero.
Esta historia solamente comprueba, en el escenario de la guerra de pacotilla que recientemente ocurrió con los bombardeos Estados Unidos a Irán, que la guerra fabricada fortaleció la posibilidad de que el presidente Trump pueda lograr un tercer período presidencial.
Trump solamente quiso mostrar su capacidad de poder y no se arriesgó a una guerra mundial que comenzaría con el cierre del estrecho de Ormuz como estrangulamiento de los caminos del petróleo. Con su guerra de 12 días, Trump se perfiló como el único candidato presidencial próximo.
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Política para dummies: la política sirve lo mismo para un roto que para un descosido.
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